Grupos de los cinco continentes participan desde 1987 en este encuentro folklórico de carácter bianual.

JULIO HERRANZ

Palma de Mallorca acogerá entre el 10 y 14 del próximo mes de abril eXII Festival Mundial de Danses Folklòriques, un encuentro creado en 1987 de carácter bianual y patrocinado por el Govern, el Consell de Mallorca y el Ayuntamiento de Palma, que en esta edición celebra sus veinte años de historia. Una ocasión de intercambio y conocimientos de danzas folklóricas de los cinco continentes, a la que, sin embargo, desde hace varias ediciones no asisten las colles de ball pagès de Eivissa y Formentera. «Lo hacíamos en las primeras ediciones, y el Consell corría con los gastos de matrícula y alojamiento; pero desde hace ya varios años hemos decidido no participar, porque es un festival concurso, y nuestra filosofía es mostrar nuestras tradiciones y compartir nuestra cultura, pero no juzgar valores que pueden confundir a la gente», explicó a este periódico Toni Sendic, el presidente de la Federació de Colles de las Pitiüses.

Cuando participaban, se hacía una selección de una pareja de cada grupo. «Cada año nos llevábamos algún premio; pero eso es lo que confunde, porque la gente puede pensar que por ser premiados nuestro folklore es mejor que otro. Y no es eso, porque estas tradiciones forman parte del patrimonio de los pueblos y son un bien de toda la humanidad», reconoció Sendic, añadiendo que todos los concursantes «tienen su mérito, y en el Festival lo que se juzga es la presentación, la actuación, la coreografía... Y es que cuando hay un concurso de por medio siempre fomenta la rivalidad, algo que en este caso no nos parece oportuno».

Aunque lo dicho por Toni Sendic es la postura oficial de la Federació de Colles de Eivissa y Formentera, ello no quita que alguna colla lo haga a título individual y fuera de concurso. «Hace dos ediciones yo fui con mis niños, pero sin competir; y lo mismo en la próxima edición volvemos, pero también fuera de concurso», informó la directora de la Colla de sa Bodega, Carme Tur. «No es que no nos guste participar, sino que consideramos que, en cuanto folklore, no debe haber competición; porque, ¿qué tiene que ver una jota con una curta ibicenca? ¿Quién decide que es mejor un baile que el de otro sitio del mundo? ¿Con qué autoridad juzga alguien que el mejor el traje tradicional de Salamanca que el de Andalucía?», preguntó.