Una de las escenas de «Idaho y Utah», una historia de amores y pérdidas, este domingo día 10 en Can Ventosa.

«Soy un actor vocacional que, además, escribe». Con estas palabras suele definirse a sí mismo Albert Espinosa, reconociendo -encima- que siempre se reserva los mejores gags de las obras para su papel.

Una vocación que descubrió a los 19 años, cuando en 1993 estudiaba ingeniero químico en la Universidad de Barcelona y escribió su primera obra, «Un novato en la Universidad», que tuvo un éxito que sorprendió a su autor. Desde entonces no ha parado de trabajar como actor, autor y director de teatro; y, pronto rodará una película.

JULIO HERRANZ

El centro cultural de Can Ventosa acogerá a las 19,30 horas de este domingo día 10 la representación de «Idaho y Utah (nana para nenes malitos)», de Albert Espinosa, responsable asimismo de la dirección y de dar vida a uno de los protagonistas (Utah) de esta comedia futurista de la compañía Teatre Tantarantana en colaboración con Los Pelones. El otro personaje central (Idaho) corre a cargo de Andreu Rifé, completando el reparto Rebeca Comerma (Massachusetts), Àlex Casteleiro (California) y Àngel Roldán (Canadá).

La trama de «Idaho y Utah» está situada en el futuro, un futuro al parecer no muy lejano y con pocos cambios, aunque sí uno realmente singular: puedes dejar de dormir gracias a un medicamento revolucionario (la centamina); una pildora que pondrá el mundo patas arriba creando situaciones tragicómicas. Con tal condicionante definitivo, la comedia es, sobre todo, una obra sobre sentimientos, amor, pérdidas varias y sobre lo que nos deparará el devenir si dejamos demasiado protagonismo a la ciencia.

En el programa de mano de «Idaho y Utah», que fue estrenada en Barcelona el pasado febrero, Albert Espinosa apunta que siempre le resulta complicado hacer una sinopsis de sus obras: «Nunca sé lo que escribir; siempre pienso que voy a desvelar algo que el público hubiera preferido ignorar antes de ver el trabajo; un concepto que no quería descubrir. Así que he pensado que lo mejor es que sea Idaho quien hable por mi. El mismo Idaho que dentro de poco dirá: 'Creo que una de las cosas más estúpidas es intentar dormir y no lograrlo'. 'Notar que tienes mucho sueño pero no consigues dormirte'. 'Y lo más ridículo de todo es cuando cierras los ojos, te quedas quietecito e intentas engañarte a ti mismo'. 'Aunque lo que ya roza el patetismo es cuando imitas los ronquidos o la respiración fuerte'. 'Engañarte a ti mismo, ¿hay algo peor en la vida'», selecciona el autor.