JULIO HERRANZ

«No pensaba regresar, pero ahora me tomo las cosas con más consideración; y como me tratáis tan bien, empezando por vuestro periódico, no he podido resistir la tentación». Con estas palabras resumió Fandos aUltima Hora Ibiza y Formentera su estado de ánimo sobre la Eivissa actual. «Hacía doce años que no venía; y antes estuve otros doce sin volver, porque eshock fue tan grande que se me quitaron las ganas de hacerlo; pero es que ahora, salvo Dalt Vila, el resto de la isla no se parece a la que recordaba», subrayó este pintor castellonense de nacimiento y barcelonés de adopción y vocación.

La relación de Fandos con Eivissa se remonta a 1955, cuando, siendo estudiante de Bellas Artes, la descubrió gracias a su amigo y colega Adrián Rosa. Fue «un fechazo» y en 1967 decidió instalarse, hasta 1977. Durante 20 años fue catedrático de un instituto de Barcelona y actualmente disfruta de su jubilación y de su plural mundo creativo. «Ahora me gusta mucho hacer collages, pero no puros; los mezclo con pintura. Son grandes, enormes, con mucha luz y colores fuertes. También hay algunos óleos, pero con el mismo espíritu, todo muy compositivo, algo muy importante para mí, junto con el color; es el motor esencial de mis creaciones», afirmó. Sería una de las líneas temáticas de las dos exposiciones que está pensando presentar en Eivissa el próximo año. Ya está haciendo gestiones al respecto, pero aún no ha concretado los detalles, y no da más pistas. La segunda muestra estaría más relacionada con la isla. «He hecho muchos dibujos sobre Eivissa, que podrían estar en una; la otra sería de mis últimos collages». Las dos facetas artísticas en las que Fandos se mueve: «De un lado la pintura, sobre todo el informalismo, que es lo que más me marcó desde mis años de París, cuando terminé la carrera. Pero siempre he dibujado, algo que me encanta. Son dibujos con raíces mediterráneas, aunque a veces me han dicho que son picassianos, pero no», subrayó. Durante sus años ibicencos, Fandos realizó varias exposiciones individuales. «La última sería sobre el 78 o 79, con Carles Guasch, en Skyros, la galería que tenía en el Puerto de Eivissa», recordó este vitalista artista, muy relacionado con el mundillo artístico de la isla en la década de los 60 y los 70; incluso llegó a trabajar un tiempo en la galería Van der Voort, sin dejar nunca su propia creación. «En París había sido abstracto, pero cuando tuve una crisis depresiva y me vine a Eivissa me di cuenta de que me faltaba definirme frente a la naturaleza, pues siempre he sido muy honrado respecto a mi ética artística. Entonces, ya aquí, empecé a pintar del natural yendo en bicicleta por los campos payeses con Adrián Rosa, Vicent Calbet y algún que otro amigo. Empezamos a exponer en la galería de Bonet Vallribera, en Sant Antoni. Y como todo era entonces muy barato, nos íbamos buscando la vida fácilmente en aquel paraíso que era entonces Eivissa», evocó nostálgico.

De cara a la posteridad, Manuel Martí 'Fandos' (Burriana, Castellón, 1928) estaba preocupado por el futuro de su colección, «con lo que más me había gustado de mi obra; y empecé a pensar en el tema». «En mi pueblo había a la venta una casa modernista art-decó preciosa, y no pedían demasiado. Empezaba a hacerme mayor, y como no tengo descendientes directos, quería que la colección se mantuviera completa. En principio pensé en crear un pequeño museo, que a mi muerte dejaría para el pueblo; pero finalmente optamos por la fórmula de la Fundación, que era la mejor forma de gestionarlo», explicó.

El proyecto, nacido a principios de 2002, se consolidó al año siguiente. En la primera planta del hermoso edificio se ubica la obra de artistas que secundan la idea y han cedido su obra de forma desinteresada, quedando la segunda y tercer planta para la obra de Fandos en sus distintos estilos y épocas, incluida su fértil etapa ibicenca, un viejo amor que ha vuelto a reverdecer con fuerza en los últimos meses.