La llegada de Clive Owen, una de las estrellas del momento, encendió ayer un festival de San Sebastián hasta ahora apagado de glamour. Pasadas las cuatro y media de la tarde, con media hora de retraso sobre el horario previsto, el protagonista de «Children of men», la película del mexicano Alfonso Cuarón que ayer se exhibía en la sección Zabaltegi, llegó al hotel María Cristina, vestido con vaqueros, chaqueta de cuero negro, camiseta blanca, gafas de sol estilo policía, y luciendo ostensiblemente su alianza de hombre casado. El grupo de fans -el más numeroso en lo que va de festivalreunido en las inmediaciones del hotel, recibió entre gritos a la primera estrella de esta edición del festival, que respondió con largas sonrisas a las aclamaciones. El protagonista de filmes como «Closer», por la que optó al Oscar en la categoría de Actor Secundario, o «Plan oculto», de Spike Lee fue recibido por el director del festival, Mikel Olaciregui, para descansar un rato, antes de irse al Kursaal. Sin tanta luz, aunque con mayor peso específico en su larga carrera como intérprete, ayer también llegó al certamen donostiarra Max Von Sydow, quien recibirá el primero de los dos premios Donostia de esta edición, mientras que el segundo se le otorgará, el próximo viernes, a Matt Dillon.
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