EFE|FLORENCIA

Siempre polémica, admirada y criticada, la escritora y periodista Oriana Fallaci murió ayer a los 77 años en su Florencia natal tras luchar contra el cáncer en los últimos años, en los que ocupó la atención internacional por sus duras críticas contra el islamismo radical.

Periodista precoz, comenzó a los 16 años en un periódico de Florencia, y famosa por sus entrevistas a líderes políticos, entre ellos el disidente de la dictadura griega Alekos Panagulis, con el que vivió una historia de amor. Admirada en sus primeros años, los libros y artículos que escribió a partir del 11 de septiembre de 2001, cuando empezó su propia guerra en defensa de la cultura occidental y en clara contraposición con el fundamentalismo islámico, le acarrearon encendidas críticas.

El cáncer atacó a Fallaci en invierno de 1991 pero no quiso interrumpir la traducción de su libro «Inshallah», rodeado de polémica, que sería sólo el preludio de las que generó «La rabia y el orgullo», basado en un artículo que publicó tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos; al que siguieron «La Fuerza de la Razón», tras los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004, y «Oriana Fallaci entrevista a Oriana Fallaci», en el que apuntó que no tenía miedo a la muerte y que sentía «una especie de melancolía. Me desagrada morir, sí, porque la vida es bella, incluso cuando es fea».

Oriana Fallaci llegó a acuñar el término 'Eurabia' para denunciar que el continente se había convertido en «una provincia del Islam» que con «su sometimiento al enemigo está cavando su propia tumba». Algunas frases de este libro le valieron una denuncia por vilipendio al Islam y un juicio, aún en curso, a instancias del presidente de la Unión de Musulmanes de Italia, Adel Smith, conocido por su campaña contra el crucifijo en las escuelas, al calificó de «cadáver» y que ayer lamentó que haya muerto sin redimirse.