La pianista ibicenca Sandra Tur Costa, tras residir siete años en Barcelona ha vuelto a su isla y ha sacado plaza en el Conservatori.

JULIO HERRANZ

Puede que los genes artísticos no sean hereditarios, pero desde luego influyen a la hora de orientar caminos vocacionales. De tal teoría casera, Sandra Tur Costa sería un buen ejemplo. Nieta del ceramista Antoni Tur Costa 'Gabrielet', y sobrina-nieta del pintor Rafel Tur Costa, esta pianista de 26 años tiene una vocación artística decidida desde pequeña. «Yo creo que el gusto por el arte sí que se hereda. Mis padres siempre nos han dejado hacer por este camino; a mí y a mis dos hermanos. Uno está estudiando Bellas Artes; el otro ya acabó y anda metido en cosas de arte digital y virtual», explicó a este periódico.

El pretexto para que Sandra Tur Costa aparezca en estas páginas es por haber sacado a la primera «la plaza de profesor de Grado medio para el Conservatori de Eivissa. Había siete plazas, algunas eran para Formentera, y se presentaron 25 candidatos. Era la primera vez que me presentaba, y tenía confianza; lo que pasa es que con el embarazo no lo veía muy claro, porque me condiciona mucho para tocar. Estoy casi de siete meses y me canso mucho más», reconoció esta futura madre primeriza, casada con un catalán, que también estudió música y que -claro- la ha seguido a Eivissa. «Fue fácil convencerle, porque él quería venir. Hizo hasta octavo de piano, pero lo dejó. Es físico», precisó.

Hacía siete años que Sandra Tur Costa residía en Barcelona. Allí estudió por libre con Carles Julià, discípulo del prestigioso pianista Ramon Coll. Sacó un «excelente» en la final de grado. Su experiencia docente es de cuatro años en una escuela de música de la capital catalana y unos meses en sustitución en el Conservatori de Eivissa, a donde volvió en 2005.

De momento, Sandra Tur Costa tiene algo abandonada su faceta de intérprete, en la que destacó en su adolescencia. «A los 14 años gané el segundo premio en el Festival Internacional de Sant Carles». Además, «siempre acompañaba al ballet del Estudi Capricorn, porque Gerardo era mi profesor. Íbamos al ciclo de las Nits d'Estiu; al Casino de Ibiza, a Can Ventosa... A partir de que tenga el niño me pondré otra vez a dar conciertos. Sigo tocando y haciendo repertorio».

Tocando sobre todo música de su compositor favorito, «Mozart, el que más, con gran diferencia. Me gusta mucho el estilo puro, natural y trasparente del clasicismo», reconoció esta Aries de ideas bastante claras y con una visión optimista de un futuro que se le abre en tres caminos complementarios: madre, intérprete y profesora de piano: «Empezaré a trabajar en septiembre. A ver cómo me pilla con el tema niño. Espero que por lo menos tenga tiempo para preparar el curso», deseó Sandra Tur Costa, una artista con los pies puestos en el suelo.

Como no podía ser de otra manera, Sandra Tur Costa se siente «muy satisfecha» de cómo le ha ido en las oposiciones para profesora del Conservatori de Eivissa; pues sacar la plaza en la primera vez que se presentaba y con casi siete meses de embarazo, tiene su mérito.

Para evitar cualquier suspicacia hacia el resultado, precisó que «no había ibicencos en el jurado, eran cinco catedráticos del Conservatorio de Valencia; entre ellos un francés».

La oposición tuvo dos fases: «La primera era tocar y analizar partituras; de allí quedamos 15. En la segunda prueba fue un tema de escribir; ahí quedaron ya los siete de las plazas que había. Luego se ordenaron por puntos méritos, los años de docencia y demás», explicó.