La artista cosechó numerosos premios a lo largo de su carrera.

La cantante y actriz Rocío Dúrcal falleció ayer tarde en su domicilio de Torrelodones (Madrid) a la edad de 61 años debido a un agravamiento de la enfermedad que padecía desde hace tiempo. Rocío Dúrcal, nombre artístico de María de los Àngeles de las Heras Ortiz, nació en Madrid el 4 de octubre de 1944. En su trayectoria profesional, que abarcó más de cuatro décadas, fue capaz de interpretar cualquier estilo musical, desde el flamenco hasta la ranchera, pasando por las baladas y la música romántica.

Siendo todavía una niña, con sólo diez años, Rocío decidió probar suerte en un popular programa de radio: «Conozca a sus vecinos». En dicha emisión, la pequeña María de los Àngeles sorprendió al público presente por la belleza, la frescura y la potencia de su voz. A los 17 años viajó por primera vez al continente americano, a México, en donde logra el éxito definitivo y es considerada como la dama de las rancheras. A su regreso a España, abandonó la pantalla grande -donde hacía participado en varias películas- para dedicarse de lleno a lo que más le apasionaba: la música. En poco tiempo logró un sorprendente ascenso. Sólo se detuvo por voluntad propia, al casarse con otro artista, Júnior, en 1970. Pero como la vida de un verdadero artista transcurre sobre los escenarios, Rocío decidió retomar su carrera a los pocos meses. A lo largo de su carrera profesional, la cantante compartió escenario con grandes personalidades del arte de todos los tiempos. Interpretó dúos con Enrique Guzmán, Juan Gabriel, Júnior, Camilo Sesto, Diango, Marco Antonio Soliz, Rocío Jurado, Jaime Morey, Roberto Carlos, Guadalupe Pineda, Pepe Aguilar y Joaquín Sabina, entre otros. Durante cuatro décadas, esta artista de mirada cálida y voz arrolladora, permaneció en todas las listas de éxitos de América Latina y Europa, siendo la tercera estrella hispana incluida en el Salón de la Fama de la Revista Billboard y acumulando cientos de premios y reconocimientos por su carrera.

En el 2004 recibió el Premio Naranja, que recogió «con orgullo» y, al año siguiente, consiguió el «Premio Latino a toda una vida», un galardón que por una recaída en su enfermedad no pudo recoger en la IX Edición de los Premios de la Academia de la Música.