La iglesia del Rosario de Eivissa acogerá a las 18,00 horas del próximo sábado día 11 un funeral en memoria de Chico Prats, pintor catalán especialista en paisajes y figuras ibicencos, que murió el pasado 14 de enero en Barcelona a los 89 años. «Cuando falleció se hizo el funeral y lo incineramos, en Barcelona. Lo que vamos a hacer ahora es llevar sus cenizas a Eivissa, porque es donde él se encontró siempre más a gusto. Toda la familia le tenemos mucho apego a la isla», explicó ayer a este periódico Maria Rosa Chico, hija del artista. «Pondremos las cenizas en el columbario del Cementerio nuevo, porque queremos tener un sitio fijo en la isla al que sepamos que podemos ir a encontrarnos con él», añadió.

La relación de Chico Prats con Eivissa arrancó antes de su nacimiento. «Su abuela era ibicenca. De joven se fue a vivir a Barcelona, donde conoció a mi abuelo y donde se casaron. Mi padre, que era el pequeño de tres hermanos, nació en Barcelona, pero toda la vida los veranos los pasaba en Eivissa, siempre con la familia de mi abuela. La Guerra Civil pilló allí a toda la familia y estuvieron en la isla los tres años. Mi padre jamás dejó de volver. Tenemos una casa en la playa d'en Bossa, y allí montó su estudio», resumió la hija.

Aunque gran parte de la obra de Chico Prats la dedicó a Eivissa, su pintura fue más reconocida en la Península y en Mallorca. Uno de los galeristas con los que compartió una especial amistad fue el mallorquín Gabriel Vanrell, quien hace unos días recordaba al pintor como «una persona tranquila, pacífica, que sólo se enfadaba cuando conseguía plasmar en el lienzo lo que quería». El galerista también apuntó que Chico Prats «veía la pintura a través de la luminosidad de Eivissa, una luz que alternaba con la de Venecia». Asimismo, Gabriel Vanrell destacó su faceta de «gran conversador», que le granjeó grandes y duraderas amistades.