La 25ª edición de la feria internacional de arte contemporáneo de Madrid, Arco, fue inaugurada ayer por los Reyes de España. 278 galerías de 35 países participan en la edición de las bodas de plata del evento, que cierra una etapa con el relevo en la dirección, de Rosina Gómez-Baeza a Lourdes Fernández, que será la responsable a partir del próximo año.

La presencia de Balears en Arco tiene lleva este año el nombre de siete galerías de Mallorca: las de Ferran Cano, Pep Pinya, Joan Guaita, Jerónima Martínez, Maior, Xavier Fiol, Bernardo Rabassa, Altair, Juan Antonio Horrach y Horrach Moyà. Galería que presentan una amplia lista de artistas emergentes y consagrados y nuevas incorporaciones. La pintura es el soporte que más abunda en la propuesta mallorquina, una de las más numerosas por comunidades, a cuya inauguración asistió el presidente de la Comunidad balear Jaume Matas.

Uno de los cambios previstos para el próximo año es el aumento de galerías extranjeras, ya que Arco busca una mayor internacionalización, lo que iría en detrimento de la presencia de las galerías españolas. Sin embargo no es algo que ayer quitará el sueño a los galeristas baleares. «A nivel mundial no hay ideas nuevas para las ferias de arte, tienen que purificarse entre ellas, personalizarse, sofisticarse y vender, porque los gastos son tremendos», explicó Guaita a este periódico. «Es difícil decir que hay cambios esenciales, porque las ferias van cambiando según lo hace el mercado. Lo más importante es que esté bien gestionada», señaló Cano.

El lamento por la falta de coleccionismo en España es otro de los temas clave en este encuentro internacional de galerista. Gómez-Baeza citó ayer un informe del Banco de España «que afirma que el arte es ya el tercer objeto de inversión preferido por los españoles, tras la construcción y los productos financieros»; pero nuestros galeristas aseguran que «el coleccionismo aquí aún es muy incipiente, y en la feria siempre hay cierto triunfalismo desde el punto de vista comercial» , apuntó Cano. Por su parte, Pinya afirmó que «es una gran equivocación la importación de grandes exposiciones extranjeras sin el intercambio necesario para el arte español».