Una amplia antología de la labor fotográfica de Josep Planas i Montanyà (Cardona, 1924) ha sido reunida en el libro «Fotografia i turisme a les Balears», publicado por la Fundació «Sa Nostra» y Lunwerg Editors. Un volumen que incluye textos valorativos sobre uno de los primeros reporteros gráficos de la Islas (más empresario, editor, corresponsal de TVE, cineasta aficionado...) de Baltasar Porcel, Catalina Aguiló, Maria-Josep Mulet y Miquel Seguí Aznar, entre otros.

La sensibilidad, profesionalidad y sentido histórico de Josep Planas queda apuntada en estas palabras de Llorenç Huguet, presidente de la Fundación «Sa Nostra»: «A lo largo de su vida ha visto las mismas cosas que muchos de nosotros, los almendros floridos, las calles llenas de gente, acontecimientos sociales o culturales de relevancia, pero ha tenido y tiene la capacidad de captar instantes, de capturar imágenes de una forma magistral; y precisamente radica ahí el encanto y el valor de su obra. Desde las cosas más cotidianas a las más extraordinarias han pasado de su retina al negativo y del negativo al papel con un estilo personal, agudo y decididamente profesional».

La relación de Planas con las Islas comenzó en 1945, cuando fue destinado a Palma para hacer el servicio militar. Deportista de mérito y amante del teatro, fue la fotografía la que le ganó la mano en su quehacer profesional, aunque siempre mantuvo interés por esas aficiones. Sus primeros años profesionales fueron difíciles, ya que la autarquía (el cierre de fronteras, el aislamiento internacional) dificultaba el suministro de material fotográfico.

En el transcurso de los 50 la situación ca cambiando. Las democracias europeas y norteamericanas establecen relaciones diplomáticas y poco a poco España va desarrollándose industrialmente. En ese contexto, Josep Planas abre varios locales con los que irá desarrollando una empresa que se asentaba en tres ámbitos: el reportaje de encargo de carácter social, la venta de material fotográfico y cinematográfico y la venta de productos más heterogéneos destinados al turismo de crucero y a la marinería norteamericana que atraca en Palma.

El grueso de su producción icónica se realiza pensando en el turista, en la industria hotelera y en las instituciones y empresas que apoyan la conversión de las Islas en un destino turístico de primer orden. Por eso Planas i Montanyà mantiene buenas relaciones con la prensa de evasión (Fotogramas, Garbo), en donde publica imágenes de actores de Hollywood y europeo visitando Balears, reportajes de bodas de las familias acomodadas, produciendo postales industrialmente. Por eso en 1966 compra un helicóptero y registra los litorales mallorquín e ibicenco. Se trata de ofrecer y vender estas fotografías -hoy, si cabe, aún más impactantes por la transformación radical del territorio balear- a la industria turística directa y derivada para sus folletos publicitarios.

Toda esta actividad la combina con varios cargos representativos y políticos: en 1951 reorganiza la Casa Catalana de Mallorca, de la que es presidente desde 1985; entre 1960 y 1973 asume la corresponsalía de TVE; de 1967 a 1973 fue concejal del Ayuntamiento de Palma y teniente de alcalde (1971).

En su escrito, Baltasar Porcel afirma que «Planas, hijo de su tiempo, ha sabido sacar partido de la circunstancia, aunque le diera la espalda, y ha sabido pasar sin mojarse por los más adversos avatares, con una naturalidad que a la vez que le ha abierto puertas ha preservado su personalidad. ¿Ha sido, pues, cínico, en ocasiones? No, puede ser todo menos cínico; es realista, generoso, esperanzado, nunca ha dudado de sí mismo ni de que el mundo se mueve con una palanca, y por eso seguramente ha podido hacer tantas cosas, entre las que mantenerse al margen de cualquier factor que nos niegue como individuos, como pueblo, como cultura (...) Y encima, hablando de sí mismo, Planas afirma que no ha soñado nada irrealizable ni realizado nada que no pudiera soñar».