La inauguración de la muestra, el martes en el Gran Hotel de Palma, levantó gran expectación. Foto: J. MOREY

M. DÍAZ / J. HERRANZ

Hasta el próximo 26 de enero la Fundació «la Caixa» presenta en su sede de Palma ( el Gran Hotel) una exposición extraordinaria que, bajo el título de «El món romà a les Illes Balears», se adentra en los siete siglos de historia romana en las Islas. A través de unas 200 piezas, la muestra hace un recorrido histórico de carácter pedagógico con obras procedentes de 23 instituciones o coleccionistas privados. Entre ellos, los museos de Mallorca, Menorca, Eivissa y Pollentia. Asimismo, presenta piezas encontradas en excavaciones isleñas que actualmente se encuentran en Barcelona, Madrid, París y Nueva York.

El conservador del Museu Arqueològic d'Eivissa i Formentera, Benjamí Costa, explicó ayer a este periódico las características singulares que tuvo la ocupación romana en Las Pitiüses: «La principal peculiaridad es que no fueron conquistadas por manu militari, a diferencia de lo que pasó en Mallorca y Menorca. Fue un proceso lento de integración progresiva en la estructura del Estado romano de lo que eran unas islas púnicas». Un primer paso fue el que «Eivissa llegara a un pacto de federación con Roma, que no sabemos cuándo se produjo. Hay quien opina que fue justo después de las Guerras Púnicas, tras la destrucción de Cartago; otros que cuando la conquista de Mallorca y Menorca; y algunos más (entre los que me incluyo), que piensan que fue más tarde, cuando las guerras civiles romanas».

Benjamí Costa explicó la relación de Eivissa con Roma con un símil muy de actualidad: «Fue como un estatuto de autonomía; mantuvo su moneda, sus órganos propios de gobierno y su economía, pero estaba políticamente sometida a la autoridad del senado romano, que era la institución que regulaba la política exterior, económica y social de Roma».

En cuanto a las huellas que el Imperio romano dejó en las Pitiüses, «tuvieron que ser muy importantes, sobre todo a partir del siglo I d.C., cuando Eivissa se convierte en un municipio romano. Tuvo que haber un cambio urbanístico importante, porque supuso que dejaba de ser una ciudad extranjera, a efectos jurídicos-administrativos, y se convertía en un municipio de modelo romano».

La exposición «El món romà a les Illes Balears» está dividida en dos partes: la primera refleja lo que eran Balears y las Pitiüses (separadas entonces) antes de la romanización (de ahí que en la muestra esté presente el famoso busto de Tanit del Museu Monogràfic del Puig des Molins); y la segunda, «que refleja la romanización de las Islas, pero a ritmos diferentes: Mallorca y Menorca, a partir de su conquista militar en el 125 a.C.; y las Pitiüses, en un proceso mucho más lento de aculturación, pero que al fin y al cabo conduce al mismo final, que es la plena integración en el imperio romano», precisó el conservador del Museu Arqueològic pitiuso.

Las huellas que dejó Roma en las Pitiüses, sobre todo en la ciudad de Eivissa, «fueron mucho más importante de lo que sospechamos; pero las transformaciones que sufrió en la Edad Media y la Edad Moderna borraron la mayoría de ellas. Aunque todavía siguen apareciendo algunas huellas notables, como en la excavación que se hizo en 2002 en la calle de Sant Cristóbal, en la que apareció la basa de una columna impresionante de un mármol buenísimo, que tenía que ser enorme. Indicios de ese tipo (y tenemos noticias de hallazgos importantes desde finales del XVIII) nos hacen pensar que la monumentalización de Eivissa a partir del siglo I d.C. tuvo que ser importante».

La posibilidad de que la exposición de la Fundació «la Caixa» pueda ser vista en Eivissa es más bien remota: «No es fácil encontrar aquí una sala en la que pueda mostrarse con todas las garantías necesarias», concluyó Costa.