El pasado abril, Lluís Soler presentó en Can Ventosa «El mètode
Grönholm» junto a otros tres reconocidos nombres de la escena
catalán. Hoy vuelve a Eivissa (Can Ventosa, 19, 30 horas) con una
propuesta que, en principio, parece arriesgada: un recital de 1.600
versos sobre la leyenda de «El comte Arnau», escogidos por él entre
los 10.000 que forman los diez cantos que el dramaturgo catalán
Josep Maria de Sagarra dedicó a esta historia de pasiones,
crueldades y seducciones varias.
- ¿No es un producto algo particular para
'provincias'?
-Es particular, sí, lo que tiene sus ventajas y sus inconvenientes;
pero no le veo ningún tipo de problemas al producto en sí. Al
contrario, puede ser que la gente reciba así cosas a las que no
está acostumbrada, y le puede interesar.
-Pero a estas alturas es difícil «vender» poesía,
¿no?
-Es complicado; pero siempre pienso mucho en el espectador, y
cuando es poesía más. Con ella en escena hay que tener mucho
cuidado en lo que vas a ofrecer y en cómo, para que el espectador
(que normalmente no suele conocer el texto) te pueda seguir y pueda
sentir lo que dicen las palabras.
-¿Ha comprobado ya si el montaje funciona en escenarios
menores que el Grec?
-Sí; hice siete representaciones antes por pueblos, y en todas
partes fue muy bien recibido. El proyecto tiene más de un año. Lo
estrenamos en la inauguración del Festival de Teatro Alternativo de
Esparraguera y fue muy bien. Presentarlo en el Grec de Barcelona
era todo un desafío, que por suerte salió de maravilla.
-¿Ha seleccionado los versos pensando en lo que era más
fácil de digerir por el público?
-No; he cogido 1.600 versos, que duran sobre una hora, el tiempo
que el oído humano está preparando en estos momentos para escuchar
poesía sin fatigarse.
-¿Y se entiende bien la historia, tan
resumida?
-He cogido la parte que sirve de núcleo a todo el poema: el
triángulo amoroso del conde Arnau, su esposa y la abadesa del
monasterio de Sant Joan; además de algún personaje secundario. En
este sentido, el poema se entiende perfectamente y sitúa muy bien
al espectador en la historia para que sepa lo que se está
maquinando en cada momento.
-¿Se atreverá alguna vez con el poema
entero?
-No en el sentido literal. Lo que decía en el dossier de prensa se
refería a que como Josep Maria de Sagarra era un gran dramaturgo,
«El comte Arnau» esconde una obra de teatro muy clara y muy
evidente, en la que los personajes hablan por ellos mismos. Lo que
me gustaría hacer algún día es la dramaturgia de la obra con
personajes, y en lugar de un actor que sale a leer el poema, que
sea un montaje con unos veinte actores que representan la obra. Es
una posibilidad que no creo que llegara a pensar el autor.
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