Jaume Escandell fue el encargado ayer de la tercera conferencia
del VII Curs de Cultura Popular, dedicada a «Paraula i música: el
fenomen de la cançó tradicional a les Pitiüses». La clausura tendrá
lugar hoy (Extensión Universitaria, 20,00 horas) con la charla que
Francesc Xavier Torres Peters, delegado del patrimonio eclesiástico
en estas islas, ofrecerá sobre «Els obrers de les parròquies de les
Pitiüses. Història i funcions».
En su intervención, el profesor de música y vicepresidente de la
Federació de Colles acotó el amplio tema a la función social que
tenía la cançó tradicional. «Tomo un punto de partida, una
situación que podíamos ubicar en los años 30 y antes del boom
turístico: ver qué función tenía entonces la cançó; cuándo se
cantaba, por qué, cómo. Es decir mostrar el papel que tenía dentro
de la vida social», precisó.
A partir de ahí, Escandell explicó cómo evolucionó y cambió
radicalmente con los años. «Hoy se ha conservado el objeto musical,
pero se ha perdido su funcionalidad. Ha cambiado todo el contexto
social, pero ha mantenido el producto; aunque ya en una situación
de cierta teatratalización, para verlo y admirarlo».
Para entender correctamente el fenómeno, «hay que situarse en
aquel contexto histórico. Entonces no había apenas medios de
comunicación; la gente se movía menos; la oferta lúdica se reducía
a cantades y ballades, actos muy esperados porque eran la ocasión
para manifestar, a través de la cançó tradicionaL, amor, burla,
agravios...», precisó.
En cuanto al género de canción, aunque Escandell habló un poco
de pasada deglosat, se centró principalmente en la cançó redoblada.
Preguntado por este periódico sobre si conocía su origen (tema que
interesa notablemente a la etnomusicóloga Judith Cohen), el joven
profesor apuntó: «No creo que sea autóctona de aquí. Lo dudo mucho.
No soy partidario de esas teorías de que somos tan genuinos y de
que lo de aquí es único. No hay documentos suficientes para poder
decir que esto es de aquí o de allá; lo más probable es que sea un
potpourrí de cosas, como casi todo en el Mediterráneo. Desde hace
seis mil años nos estamos juntando unos con otros. Sería un milagro
que quedase algo genuino en algún orilla de este viejo mar»,
concluyó.
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