El actor norteamericano Ben Gazzara, que recibió anoche el
Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián, afirmó ayer
que nunca actúa «para el director, sino con el director». En
contraste con la declaración en San Sebastián de Anjelica Huston,
que se considera «una actriz de directores», Ben Gazzara aseguró en
una entrevista con un grupo de medios que no actúa para los
realizadores, sino que «siempre trabajo con el director, pensando
en el proceso creativo desde el principio y no en los resultados
finales». El mismo galardón que anoche recibió Gazzara, le fue
entregado el domingo al actor Willem Defoe.
Formado en la célebre academia del Actor s Studio, Ben Gazzara,
de 75 años, es uno de los iconos del cine independiente
norteamericano de los años 70, especialmente junto a cineastas como
John Cassavetes o Peter Bogdanovich. El actor no se ve a sí mismo
como un actor indomable, al menos por convencimiento, y añade: «nos
hicimos indomables porque no nos daban trabajo». Fue así como
Gazzara empezó a trabajar con Cassavetes: «Decidimos hacer nuestros
filmes y nació 'Maridos' en 1970, lo que nos dejó fuera del
sistema».
Fueron los años, recuerda el actor, de filmes como «El asesinato
de «El asesinato de un corredor de apuestas chino» (1976) y «Noche
de estreno» (1977), que se hicieron con el dinero de Cassavetes, o
de «Saint Jack (El rey de Singapur)» (1979), que se financió con
parte del dinero de Bogdanovich. Gazzara elogia el trabajo de
directores independientes actuales como Ang Lee, director
«Brokeback Mountain», la historia de unos vaqueros homosexuales, o,
sobre todo, los Hermanos Cohen, «fantásticos» y con los que le
gustaría trabajar.
Tras agradecer al festival donostiarra el premio Donostia,
Gazzara expresó su deseo de que «abra un nuevo comienzo en mi
carrera, porque desgraciadamente el cerebro no envejece tanto como
el chasis». Con un sentido de humor casi negro a la altura de
algunos de sus personajes, Ben Gazzara reiteró que «todavía tengo
derecho a un papel en el que me lleve la chica guapa» y apostilló:
«en Estados Unidos no me lo darán, pero quizá sí en Europa»,
ironizó. Con una visión del cine de los últimos cincuenta años en
su cabeza, Gazzara piensa que «no hay suficientes historias sobre
personas, sobre la condición humana» y no ve una fácil solución,
puesto que «cada vez cuesta más levantar un proyecto, por lo que el
esfuerzo de comercialización obliga a hacer películas más
grandes».
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