Sant Miquel inaugura una galería con joyas de Citterio y esculturas de Mattigat

La Fábrica de Joyas recupera una antigua vivienda que ha transformado en taller artesanal de orfebrería y en galería de arte. Respecto a las piezas de Citterio, son creaciones a medio camino entre la orfebrería y la escultura: pendientes, colgantes, pulseras y anillos trabajados en oro y plata que toman formas orgánicas, como si se tratara de esqueletos de vegetales prehistóricos.

Alberto Citterio también realiza unos talismanes de la tradición cristiana, los «pentáculos»: medallones con símbolos arcangélicos de antiguos papas o emperadores romanos enmarcados por sentencias latinas, que se utilizaban en la Edad Media como amuletos de protección. Cada «pentáculo» se presenta con un folleto en el que se explica su simbología mágica y las antiguas leyendas que los alumbraron.

Según informó ayer a este periódico un responsable de este espacio, en la parte trasera del edificio se encuentran los hornos, crisoles, moldes, limas y todas las herramientas necesarias para el oficio de orfebre. «Visitar el taller acompañados personalmente por el artista resulta un viaje instructivo» , apuntó.

Por lo que hace a las esculturas de Karin Mattigat, «son cuerpos femeninos que muestran posturas inusuales, relajadas y a la vez extrañas, trasmitiendo una sensación de maravilla y asombro que es la señal del arte verdadero. A la belleza de estas formas se suman las sugerentes texturas, los tonos ocres y amarillentos que nos hablan del campo ibicenco de una manera renovada y original», según escribe Gianandrea di Terlizzi, colaboradora de esta nueva galería.