El editor mallorquín J. J. de Olañeta acaba de publicar el libro
«La imatge de la música en les Illes Balears», un volumen
coordinador por el compositor y musicólogo Xavier Carbonell y
ampliamente ilustrado con fotografías de Donald G. Murray. El
grueso de la obra lo ocupa la iconografía de Mallorca, aunque
también hay una amplia muestra de imágenes e información relativas
a Menorca y Eivissa. «Mallorca tiene una riqueza patrimonial
envidiable, y a nivel de toda España; por la riqueza de la isla y
porque ni los franceses pasaron por allí con la invasión ni la
Guerra Civil causó estragos en ese sentido, con lo que este
patrimonio está intacto», explicó ayer a este periódico Francesc
Xavier Torres Peters, responsable del patrimonio eclesiástico de l
diócesis pitiusas. «Menorca también sufrió destrucción en la
Guerra; en ese sentido estamos algo mejor, pero no se puede
comparar unas islas con otras; desde el punto de vista histórico
son realidades muy diferentes», añadió.
Torres Peters añadió, sin embargo, una apreciación particular:
«De todas formas, en Eivissa tradicionalmente no hemos sabido
conservar las cosas como los mallorquines, que en esto tienen mucho
rodaje y conocimiento». Salvedad, que no es óbice para que,
actualmente, se preserve mejor el patrimonio en general y el
eclesiástico en particular. «En el tema pictórico hay todavía
bastante que restaurar, pero se está en ello. Aunque tampoco hay
grandes obras. Salvo el retablo de Jesús, las tablas góticas de la
Catedral y lo que está ya restaurado y bien conservado, el resto no
es de gran calidad; pero es lo nuestro, forma parte de nuestra
historia y hay que conservarlo», precisó el delegado de tal
patrimonio.
Según explica Xavier Carbonell, el patrimonio plástico-musical
de Balears ha sufrido los avatares de la historia; como la
destrucción aludida de la Guerra Civil de 1936 «o la
desamortización producida cien años antes. Hoy, la incuria, cierto
mercantilismo y hasta algunas dudosas 'restauraciones' son una
muestra de los muchos peligros que acechan un patrimonio que se
torna más frágil, y que si bien no afectan a las colecciones
museográficas o más o menos públicas, sí que es especialmente
preocupante, por incontrolable, en los casos privados. La
pervivencia es efímera en aquellos objetos, a veces catalogados y
publicados y otras ocultos (mobiliario, telas pintadas, libros y
estampas, textiles y cerámicas, decoraciones murales, etc.), que
desaprensivamente cambian de dueño con excesiva facilidad».
Las obras más destacadas del catálogo-guía de Eivissa
corresponden a la Catedral, la iglesia de Sant Antoni, la de Sant
Vicent Ferrer i Sant Jaume, la de Sant Josep y la de Jesús, con su
valioso retablo dedicado a «Nostra Senyora de Jesús o de la Llet»,
de Roderic i Francesc Osona (1498).
El delegado diocesano de patrimonio, Francesc Torres Peters
informó ayer a este diario que la esperada inauguración del Museo
Diocesano de la Catedral podría tener ya fecha: el 9 de octubre.
«El lunes tuvimos una reunión con el obispo y la Comisión Diocesana
sobre el asunto, y la intención es abrirlo esa fecha, aunque no sé
si estaría ya a pleno rendimiento. Se cumple ese día el
cincuentenario de la coronación canónica de la Virgen y
aprovecharíamos el evento para incluir la inauguración en el
programa de actos. Es el deseo de todos, porque es una historia que
ya lleva pendiente demasiado tiempo».
Torres Peters explicó también que el museo expondrá «piezas
singulares del patrimonio de algunas parroquias que no tengan uso
frecuente :una custodia que se use una vez al año, o determinadas
joyas de algunas imágenes; por ejemplo. Este tipo de piezas pueden
estar expuestas en el museo, y cuando se necesiten se lleva a la
parroquia correspondiente».
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