«Vine hace diez años a la isla porque era entrenador de la
Federación Española de Vela, y ya me quedé. En arte soy muy
purista, para vivir me prostituyo de otra forma». Con estas
palabras, Juan Blanco sintetizó a este periódico su postura ante la
creación, diferenciándola de la de ganarse el pan. Fotógrafo de
profesión, ha ejercido muchas otras para salir adelante desde su
condición de exiliado de su Argentina natal desde 1976. «Milité
políticamente en la izquierda y vine a España como exiliado»,
precisó.
De un tiempo a esta parte parece que Blanco está empezando a
sacar adelante iniciativas que le están permitiendo poder vivir de
la fotografía. Recientemente ha presentado una exposición de fotos
en Sant Antoni (sobre desnudos femeninos) y otra en Eivissa (sobre
la Mostra de Jazz del Injuve) y tiene en cartera varios proyectos
que le ilusionan: «Trabajo con el grupo de la 'República
Independiente del Fracaso' de Eric de Bont y estoy haciendo para el
año que viene un trabajo monográfico sobre bufones y clowns.
También tengo una cita en Buenos Aires con Pichón Langelotti, al
que llaman allí el último porteño, todo un personaje. Está
escribiendo un libro sobre la ciudad y yo haré las fotos. Un
proyecto para fin de año. Además, voy a seguir con el jazz. Creo
que se va a hacer una exposición sobre la historia de la Mostra de
Jazz del Injuve en Eivissa, antes de que empiecen los conciertos»,
detalló el fotógrafo, que ha presentado también sus trabajos en San
Sebastián, Zaragoza, Málaga, Sevilla y Madrid.
Pero antes de que la fotografía le empezase a resultar rentable,
Juan Blanco se buscó la vida casi a salto de mata. «Salí
clandestinamente de Argentina; a partir de ahí, a ir driblando;
desde conducir camiones hasta lo que hiciera falta», apuntó. Y como
buen argentino, en Eivissa encontró también otra salida natural:
«Me aficioné a hacer parrillas por encargo; y también algo de
trabajo con los barcos en verano para poder juntar el dinero y
hacer mis fotos y alguna que otra exposición». Aunque, «este año he
hecho algo de fotografía de moda y algo de foto-fija de cine para
no tener que volver a la gastronomía y esas cosas que ya no me
apetecen».
Con 58 años cumplidos, Juan Blanco mira atrás y resume así su
vida: «Estudié fotografía en la Escuela Panamericana de Arte.
Terminé en el 73. Hice Bellas Artes en Buenos Aires, pero no la
terminé. Al principio compatibilizaba la fotografía con un poco de
pintura». Pero su conciencia política de izquierda le obligó a
tomar partido: «Soñábamos con la patria socialista en Argentina y
fuimos gobierno nada más que 48 días. Hasta que llegó Perón, por
quien luchamos. Nos partíamos la cara con nuestros amigos
comunistas, troskistas y anarquistas, que nos decían que la
estábamos cagando porque ese tío era un fascista. Y tenían razón:
llegó y nos dio una patada en el culo en un mítico acto en la Plaza
de Mayo diciendo: 'Los imberbes se pueden ir'; textualmente. Acto
seguido toda la derecha se nos echó encima, y cuando en el 76 llegó
Videla tuvimos que irnos porque aquello se puso muy mal»,
recordó.
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