La galería Can Daifa de Santa Gertrudis inaugura a partir de las 12'00 horas de hoy domingo y hasta las 20 una exposición conjunta de Manuel Ortega y Oyonarte, que estará abierta al público hasta el próximo 30 de junio. Será una buena oportunidad para que los aficionados contemplen juntas las obras del maestro madrileño del nuevo cubismo español y de su hijo, también reconocido artista dentro del estilo expresionista. Con anterioridad, padre e hijo ya han presentado sus obras en esta singular y recoleta galería que dirige la alemana residente en la isla Doris Hardt; dos veces el progenitor y una el hijo.

Para la ocasión, ambos artistas han seleccionado una veintena de obras cada uno. Por parte de Ortega, cuadros recientes sobre la vida cotidiana de Madrid, aunque los más impactantes serán una serie de frescos de notables proporciones inspirados en Àfrica, donde estuvo disfrutando de una beca en los 60, en Guinea, quedando seducido por la naturaleza y los habitantes de la zona. En cuanto a Oyonarte, «algunas de las obras que llevo están inspiradas en Eivissa. Yo estuve viviendo un tiempo en la isla; era en los 80, en los últimos coletazos del hippismo. Es un sitio que me ha marcado mucho y está bastante presente en mi obra. De vez en cuando me sale su influencia y el peso de su recuerdo», explicó ayer a este periódico. «Últimamente voy poco, aunque a veces me escapo en barco desde Javea, donde ahora tengo una casa», añadió.

En cuanto a Manuel Ortega, su relación con Eivissa surgió en 2003 a raíz de una muestra colectiva organizada por la galería Can Daifa. «La mayoría de los artistas eran jóvenes, salvo dos ya bastante veteranos. La cosa iba sobre el erotismo y mandé cuatro cuadros. Luego, Doris me propuso hacer una exposición individual y el pasado año presenté otra. Ahora repito junto a mi hijo porque me lo ha propuesto ella, que me parece una persona magnífica y muy sensible al arte, algo que no es muy corriente hoy en día entre los galeristas, donde es difícil encontrar profesionales de verdad», precisó.

A sus 84 años, Manuel Ortega sigue aún entregado en cuerpo y alma a su creación. «Gracias a que sigo activo como artista me siento en forma. Si me hubiera jubilado igual estaba ya con los achaques propios de mi edad. El trabajo es la mejor terapia para vivir, y no sólo para los artistas. En cuanto se jubila, la gente empieza a decaer», comentó convencido.

Manuel Ortega (Madrid, 1921) fue discípulo de Daniel Vázquez Díaz y siempre ha sido fiel a la figuración constructiva o geométrica. Durante muchos años se especializó en murales par iglesias, centros religiosos, hoteles e instituciones públicas. Uno de sus últimos trabajos más conocidos son las vidrieras que hay tras el altar mayor de la catedral de La Almudena de Madrid, que millones de espectadores pudieron ver hace un año gracias a la retransmisión de la boda del príncipe Felipe.