Un siglo después y una nueva función para un edificio con historia.

La Casa Fajarnés Cardona de Dalt Vila acogerá próximamente un hotel de 5 estrellas abierto todo el año y un restaurante de lujo. Diseñado en 1904 por el arquitecto Àngel Teresa Marquina y construido por Mestre Beta, el edificio (situado justo enfrente del Ayuntamiento de Eivissa) fue habitado hasta hace dos años por la familia del reconocido escritor Enrique Fajarnés Cardona, cuyo objetivo con este proyecto es contribuir a revitalizar Dalt Vila. Así, cuando también se haga realidad el proyecto del Parador Nacional de Turismo del Castillo, la zona, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, contará con dos establecimiento de primera categoría.

Según se especifica en el proyecto al que ha tenido acceso esté periódico, el Hotel Dalt Vila tendrá un total de 16 habitaciones, consistentes en suites, habitaciones dobles e individuales, con capacidad para 29 plazas. Su propósito es «dotar a la ciudad de Eivissa de un establecimiento carismático, acorde con su entorno, que aporte calidad en el ámbito de los servicios, y encanto en el alojamiento». Con ello, «se confía contribuir no sólo a la promoción del mejor turismo estacional sino en aquel que podríamos denominar vocaciona; esto es, el visitante que elige nuestras islas por la idiosincrasia de las mismas y no como una oferta más en un folleto de viaje», según se explica en el proyecto del hotel.

De planta trapezoidal, casi rectangular, la Casa Fajarnés Cardona consta de tres pisos simétricos con un acceso central para los tres. Al conjunto se sobrepone una plata adicional abuhardillada. La fachada principal presenta siete balcones en el primer piso, ornamentados con capiteles y cornisas de tipo neoclásico; en una intervención posterior se agregó una tribuna al balcón central. En el segundo piso se corresponde otra serie de balcones alineados con los del primer piso, todos ellos (excepto el central) con barandas de hierro fundido. En la planta baja se abre la entrada principal en el centro flanqueada por dos entradas adicionales, y en el costado izquierdo se agregó en tiempos recientes un garaje sobre el cual se habilitó una terraza a modo de mirador que se integra en un jardín y delimita con el lienzo de la muralla renacentista.