La casa payesa de Ca ses Castellones está ubicada en pleno casco urbano de Sant Ferran.

En Formentera ha comenzado la recogida de firmas para evitar la demolición de la antigua casa payesa Ca ses Castellones, situada en el núcleo urbano de Sant Ferran a escasos metros de la Fonda Pepe y la iglesia de esta localidad. En el escrito mediante el cual se solicitan firmas se indica que dicha finca, junto a Ca na Damiana, Can Serra, Can Xicu Serra, el edificio originario de la Fonda Pepe y la iglesia son las seis construcciones que actualmente conforman el casco antiguo de Sant Ferran y «por su tipología tradicional, Ca ses Castellones es una de las arquitecturas civiles de mayor relevancia en cuanto a contenido patrimonial del pueblo».

Asimismo, quienes se oponen a la demolición, para dar paso a un centro comercial, recuerdan que la Llei de Patrimoni en los artículos 39 y 41 estipula que «la conservación de los conjuntos históricos habrá de comportar el mantenimiento de la estructura urbana y arquitectónica como también las características generales de su ambiente» y prohiben además las intervenciones que «impliquen una ruptura de la estructura o la composición de la fachada».

Según se puede comprobar la finca está formada por la casa payesa, la cisterna con su correspondiente capilla y la zona ajardinada que la rodea y para los impulsores de la recogida de firmas «la conservación de esta finca como parte del conjunto histórico de Sant Ferran es relevante desde el punto de vista social y etnológico ya que se encuentra en el centro del pueblo y hasta los años 50 fue uno de los lugares de encuentro en Sant Ferran».

Ca ses Castellones está reconocida en el inventario de casas payesas de Formentera, en la única propuesta de Catálogo Municipal de Protección que se ha elaborado en el Consistorio de Formentera.

Si bien tiempo atrás la Comisión de Patrimonio denegó el permiso de demolición al entender que Ca ses Castellones «forma parte de los elementos arquitectónicos del conjunto histórico de Sant Ferran», recientemente el conseller de Patrimoni, Joan Marí Tur, dio el visto bueno a su demolición condicionándola a la disputa legal existente sobre la propiedad. Si el impulsor del derribo sale ganando en los juzgados, el Consistorio de la menor de las Pitiüses dará de inmediato la licencia autorizando su desaparición para dar paso a un centro comercial.