Enamorado de los pueblos viejos y abandonados.

La galería Can Daifa de Santa Gertrudis acogerá entre las 11,00 y las 18,00 horas de mañana domingo una exposición de Lucio Ruiz-Poveda, «Luziano», que estará abierta al público hasta final de mes. Para la ocasión el reconocido pintor vasco ha seleccionado una docena de pinturas realizadas con técnica mixta con un motivo central de inspiración, los pueblos viejos, perdidos y la mayoría de ellos deshabitados ya, principalmente del interior. «En mi obra busco la sensación de las paredes viejas de pueblos perdidos; esos pueblos que recuerdo de niño con ese misterio y encanto que tenían, como si fuera a salir un fantasmas del pasado por sus calles desiertas», explicó ayer el artista a este periódico.

Los cuadros que Luziano dedica a ese tipo de paisaje rural ya casi en extinción, dan una sensación particular de pintura matérica que se corresponde con la realidad del motivo de su inspiración. Aunque su pincel también es experto en la figura humana de unos tipos populares, humildes y a veces bohemios que se corresponde con su claro interés por mirar al pasado para fijar en su obra un mundo, unas cosas, unas paredes «que me gustaría encontrar más, pero ya apenas quedan, salvo en Aragón y en los sitios más perdidos y abandonados; pueblos que en la parte catalana, por ejemplo, están comprando los alemanes. Ellos sí tienen sensibilidad para poder apreciar su encanto», precisó.

Y precisamente, alemana es Doris Hardt, la responsable de la galería Can Daifa, una pequeña casa payesa con jardín de hace varios siglos que ha conservado todo su sabor original gracias a su empeño y mimo. «Es la primera vez que expongo en la isla, y ha sido porque Doris vio mis pinturas en Madrid y le encantó lo que yo hacía. Me pidió si podía exponer alguna obra en su galería y me ha parecido muy bien, porque se ve que es una persona que tiene una gran admiración por el arte, mucha sensibilidad para apreciarlo, algo que, por desgracia, no suele ser muy común entre los galerista. Y su galería me parece que es la única casa pintoresca que hay en toda la isla».

Luziano afirmó que «mis cuadros no son muy comerciales. Cuando expongo vendo más bien poco. Y es que son obras que necesitan ser vistas varias veces; no son esos cuadros bonitos que gustan a la primera; necesitan una mirada más atenta y repetida».

Luziano (Elgoibar, 1931) salió a los 6 años de su pueblo natal hacia Bilbao y de aquí a Francia por culpa de la Guerra Civil. Volvió a España en 1940; su vocación artística empezó a descubrirse asistiendo a las clases de la Escuelas de Artes y Oficios de Elgoibar. A los 19 años inicia en serio su trayectoria artística en Irún, donde trabaja en la «Unión de Artistas Vidrieros». Dos años más tarde viaja a Madrid, Mallorca, Niza y París. En la capital asiste a las reuniones de Sésamo y Goyando, centro donde acuden relevantes figuras del arte.