El Festival de Sundance, conocido como la meca del cine
independiente, comienza hoy una nueva edición, cada vez más
internacional, más llena de estrellas, pero según la crítica, menos
independiente. El festival huele a estas alturas a dólares y a
Hollywood, ya que los integrantes de la industria se pegan,
literalmente, por conseguir lo que esperan sean los nuevos valores
de la temporada.
Aún se recuerda en Park City, en las proximidades de Salt Lake
City (Utah), los guantazos que hace dos años se propinaron dos
destacados productores de Hollywood para quedarse con los derechos
de uno de los filmes exhibidos.
Este año, Dimension, una rama de Miramax y una de las partes
implicadas en la trifulca, evitó una situación similar al adquirir
antes del comienzo de Sundance la película que suena como más
comercial: «Wolf Creek». El filme se adquirió por 3,5 millones de
dólares y se describe como un nuevo «Atracción fatal», aunque nadie
lo ha visto aún.
Así es Sundance, un festival que nació del instituto de cine del
mismo nombre que fundó Robert Redford para potenciar a nuevos
cineastas fuera de Hollywood y que ahora es el punto de encuentro
más «caliente» de esta industria.
Son razones como éstas las que han duplicado en sólo seis años
el número de películas presentadas en Sundance, hasta llegar a las
2.163 de esta edición. De ellas, el festival ha seleccionado 120
títulos.
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