Contra el frío, humor. Tal parecía ayer la consigna de batalla
para caldear el ambiente de la fría tarde invernal a la que
tuvieron que enfrentarse desde la carpa de Vara de Rey el dúo Las
Virtudes en su primera actuación en Eivissa. Una actuación que
coincide con «El regreso», el nombre del espectáculo con el que
Sole Mallol y Helena Martín han vuelto a compartir escenario
después de un tiempo de trabajar cada una por su lado. «Nuestra
intención es poder seguir haciendo cosas juntas y también por
separado; pero casi siempre lo de Virtudes es más fuerte que todo
lo demás. Cuando empieza a funcionar es muy difícil hacer otra
cosa», explicó ayer a este periódico Sole minutos antes de salir al
escenario.
Aunque es la primera vez que trabajan en la isla, ella ya conoce
bien Eivissa. «Yo he venido muchas veces y me encanta; lo que pasa
es que siempre ha sido en verano y en plan turístico. Volver ahora
en invierno y para trabajar es muy distinto, desde luego», precisó
la humorista, añadiendo que «Elena es la primera vez que viene a la
isla, fíjate».
En cuanto al espectáculo en sí, «El regreso» tiene algo de cajón
de sastre entre el ayer, el mañana y el hoy. «Hay de todo un poco,
sí. La cosa es hacer una serie de terapias, porque estamos muy mal
de lo nuestro y ya no nos hace gracia nada. Entre las terapias con
las que buscamos animarnos, y de paso animar al público, están las
regresiones, que nos llevan a Atapuerca, a la Grecia clásica; o
hacia el futuro, en plan clones; y al mundo real actual, porque
también nos gusta reflejar la multiracialidad».
Actualidad de la inmigración a través de una parodia de «Siete
novias para siete hermanos». «Se supone que nosotras tenemos cinco
hermanas con novio, y nosotras también. Cada novio es de un sitio
diferente del mundo. Tenemos chinos, africanos, cubanos... de todas
partes. Entonces, hablamos que un día en casa de mamá, haciendo una
fiesta (de Nochevieja, por ejemplo) se monta una cosa así como muy
familiar pero con gente de sitios completamente diferentes, y muy
bien», aseguró convencida Sole Mallol.
Habituadas, es de suponer, a que en las entrevistas salga alguna
ironía respecto a su «virtuoso» nombre de batalla, la mitad del dúo
responde así a la pregunta: ¿Por la virtud al poder?: «Y por el
vicio también. No somos tan virtuosas ni abusamos tampoco de las
virtudes; digamos que con ser buenas personas ya está bien la cosa.
La verdad es que no somos mucho de salir por la noche, ni fumamos,
ni bebemos ni esas cosas», afirmó con cierta ironía el 50% de Las
Virtudes, un dúo que durante un tiempo parecía militar bastante en
el feminismo. Ahora en cambio prefiere criticar «al ser humano en
general; porque todavía tienen que cambiar muchas cosas para que
podamos albergar cierta esperanza», concluyó.
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