La Catedral de Eivissa acogerá a partir de las 19,00 horas el acto central de la apertura del curso académico del Conservatori Superior de Balears, que este año se celebra en las Pitiüses. Tras la lección inaugural, a cargo del compositor Tomás Marco, se procederá a la entrega de la Medalla de Honor de la institución al compositor, investigador musicólogo y pedagogo ibicenco Miquel Àngel Roig-Francolí, quien por tal honroso motivo ha dejado por unos días su actividad como titular de la cátedra de armonía, contrapunto y análisis musicales en el conservatorio de la Universidad de Cincinnati, donde trabaja desde hace años. «Es un honor que agradezco mucho. No tenía ni idea de que lo estaban preparando; me sorprendió, porque estas cosas suelen darse a gente muy ancianita o a título póstumo. Precisamente, me lo dijeron este verano cuando estaban dando una medalla a Portmany, que se murió hace 30 años. Así que estoy encantado, claro», explicó ayer el homenajeado a Ultima Hora Ibiza y Formentera.

El centro de gravedad en estos momentos de la actividad profesional de Roig-Francolí es el trabajo en su cátedra y la escritura. «Estoy acabando mi segundo libro, que estará listo en enero y se titulara 'Understandig the post tonal music'; preparando la segunda edición del primero ('Harmony in Context'), y tratando de todas las maneras de hacer tiempo para volver a componer. Tengo varias ideas al respecto y creo que ha llegado el momento de volver a ello». En tal decisión ha pesado lo suyo la atención que su obra ha recibido en los dos últimos años: «Jesús López Cobos tocó las 'Cinco Piezas' con la Orquesta Nacional, y después las tocaron en Cincinnati. La 'Partita' que tocan aquí mañana (por hoy) la hicieron en Cincinnati, y la 'Sonata' que me hacen hoy (por ayer)», valoró el músico.

Agradecido por los reconocimientos, lo de ser por fin profeta en su tierra no le anima a volver a su isla. «Estoy muy establecido profesionalmente en Estados Unidos; tengo una mujer americana, dos niños, una casa y un buen trabajo. Con una situación así y a los 51 años, es difícil la muda», reconoció. «Luego están las posibilidades de un conservatorio como el que trabajo, que está en el número cinco del ranking de escuelas de música norteamericanas. Posibilidades que no tendría en ningún sitio de España».