Un buen número de amigos, curiosos y aficionados al arte en general se dieron cita ayer en la galería Van der Voort de Plaça de Vila para asistir a la inauguración de una exposición de joyas de Enric Majoral, justo cuando se cumplen diez años de su anterior muestra en la sala de Dalt Vila que dirige Cati Verdera.

La exposición reúne una selección de los trabajos «más comprometidos y en los que hay más presencia mía en la obra», apuntó el artista. Una obra que viene a ser también su particular homenaje a Formentera, isla en la que el orfebre catalán lleva residiendo y trabajando desde hace 30 años.

Un homenaje «que se resume en una representación del mar, la tierra y el pasado», mediante recipientes con ojos de Venus, piedras de Santa Llúcia, sabinons, flor de frígola; un apartado con piezas en las que figuran pequeños trozos de cerámica púnica (en representación del pasado de estas islas), así como una pieza con conchas que se encuentran en todos los mares del planeta, menos en el Mediterráneo, según explicó Enric Majoral.