La primera velada de la XVI Mostra de Jazz Injuve de Eivissa
atrajo a más aficionados de los que suelen acudir otros años al
primer concierto, que siempre es gratuito. La organización estaba
gratamente sorprendida por una respuesta que suele corresponder más
bien al concierto de cierre que al de apertura. La causa de tal
éxito podría estar en el «tirón» y la expectativa que había para
ver a Àngel Rubio con su grupo de JazzJondo. El guitarrista
asturiano tiene muchos amigos en la isla, y el gancho del flamenco
(con cante y baile incluido) también tiene peso notable en la isla.
Además, la noche tenía una temperatura agradable y hasta brillaba
una luna creciente.
Eficaz y didáctico, José Miguel López (director de «Discópolis»,
de Radio 3) dio algunas pistas sobre Dolç Tab Jazz Project y empezó
la Mostra de Jazz Injuve'04. Primera y agradable sorpresa: el
«proyecto» del dulzainero Josep Allemany tiene méritos suficientes
para encandilar a los buenos aficionados. Y no sólo por el sonido
(insólito en el jazz) del instrumento dominante, sino por el buen
nivel de toda la banda, sus ganas de gustar, su profesionalidad y
el buen gusto en la elección del programa: standards y canciones
propias alternadas, con alguna perla que brilló con una luz
especial; como la excelente versión del bolero «Bésame mucho». Un
gran comienzo, pues.
Se hicieron esperar bastante los de Àngel Rubio, y era ya
medianoche cuando empezaban su espectáculo. Más gente aún, muy
pocas sillas para sentarse (¿menos que otros años? lo parece),
alguna queja previa de algún currito del día siguiente («en esta
isla también se trabaja») y una respuesta optimista de otro («lo
bueno se hace esperar, ¿vale?»).
Un problema de salud del saxo del grupo provocó el recambio por
un eficaz clarinete (del grupo «El Bicho»), que -lógico- a veces le
costaba entrar a tiempo. Pero el espectáculo convenció al
respetable, aunque quizás menos de lo que hacían prever las
expectativas. Y eso que todo era muy correcto y profesional; pero
parecía faltar el «duende» que invocó el presentador. Ni siquiera
con algún momento particularmente inspirado de la bailaora, ni con
la hermosa voz «jonda» del cantaor. Y bastante gente empezó a
marcharse antes de terminar. Igual es que tenían que madrugar.
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