La influencia de una cierta espiritualidad, asociada en la isla a las vivencias de ciertos hippies (sobre todo los de la primera época), queda reflejada con bastante claridad en «Conversaciones con Juan», la obra que Antonio Fioravanti acaba de publicar en la «Colección Relatos Esotéricos» de la editorial virtual de internet «Libros en red». Según se indica en la solapa, «la obra abunda en sabiduría acerca de temas existenciales a los que nos enfrentamos seguido los humanos»; y en ella hay recogido un cuarto de siglo de camino en la dirección de uno mismo y su libertad.

Sin embargo, los antecedentes de Antonio Fioravanti no parecían, en principio, empujarle por esa dirección. Desde muy joven ha tenido una concesión de buceo en el norte de la isla, en la que también se curtió su hijo Igor (director de cine y publicista de éxito), y miraba a los hippies con cierta distancia. «Me sorprendía su valentía del abandono total de sus vidas tomando un camino marginal, pero no me gustaba su búsqueda espiritual porque estaba muy centrada en la forma de vestir, las drogas y un ego crecido que trataba de llamar la atención», explicó a este periódico.

Pero su «caída del caballo», el punto de ruptura, le llegó a los 35 años. «Al llegar un día a casa de madrugada, con copas y tal, vi de una forma real que me estaba muriendo. Me entró un pánico impresionante porque había malgastado tontamente mi vida en la búsqueda del placer. Y yo, que era un hombre durísimo e insensible, me puse a llorar y le dije a mi mujer que había que buscar algo más. No sé, igual fue un aviso del subconsciente, pero fui ahí donde empezó todo el proceso», recordó.