El pasado domingo se clausuró en la sala de exposiciones del hostal
Parque una muestra colectiva organizada por el Club Unesco de
Eivissa con un denominador común: todas las obras presentadas
estaban pintadas en blanco y negro. Entre los artistas
participantes figuraba Mariélle Bak, una joven pintora holandesa de
28 años, que desde hace tres años se ha instalado en la isla. «Al
principio hice trabajos de supervivencia, digamos, pero la calma y
el estilo de vida de la isla me empujaron a volver a pintar»,
explicó a este periódico.
Y es que Bak ya había pintado antes en su Bergen natal, un
pueblo bohemio, de artistas, «con cierto parecido con la Ibiza
hippy», afirmó. «Me daba clases un buen pintor, y luego
experimentaba por mi cuenta y a mi aire», añadió.
Hasta el momento, sólo ha presentado sus obras en exposiciones
colectivas, pero pronto tendrá una muestra para ella sola, aunque
de momento no quiere concretar cuándo ni donde. «Ahora pinto un
poco de todo, desde figurativo a abstracto, no me gusta cerrarme en
un solo estilo», apuntó Mariélle Bak. En cuanto a la técnica, de
momento prefiere el acrílico sobre lienzo, «sobre todo por la
rapidez», precisó.
De la muestra organizada por el Club Unesco de Eivissa (al que
pertenece), afirmó que «ha sido una experiencia muy positiva, ha
venido mucha gente, he vendido bastante, incluso una de las obras a
través de una lotería». Sobre el Club Unesco ibicenco, se muestra
esperanzada. «Creo que hace una labor importante para superar los
localismos y conectar en la isla a gente de distintas culturas»,
concluyó.
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