Juan Antonio Torres (Eivissa, 1946), un ibicenco ilustrado.

TW
0

Su presencia es bien conocida de los amantes de la música clásica de la isla, pero acaso no tanto lo que Eivissa le debe en este campo, y en el de la cultura en general. Y es que Juan Antonio Torres (solo o en compañía de pocos) ha estado, y está, detrás de un gran número de iniciativas, acaso las de más repercusión, entidad y mérito. Una labor que este año cumple tres décadas, por lo que algunas voces agradecidas han llegado a exponer públicamente que ya va siendo hora que reciba algún tipo de agradecimiento público por su esfuerzo y tesón.

Su interés por la música tiene antecedentes genéticos: «En mi familia había mucha afición, y algunos parientes lejanos fundaron corales y fueron compositores. De pequeño ya empecé a estudiar flauta con don Victorino Planells, y a los 16 años debuté en la Banda Municipal de Música», explicó a este periódico. Tiempos que parecen más lejanos de lo que son, vistos desde la realidad actual. «Eivissa hoy es un lujo, musicalmente hablando; pero cuando yo empecé a promover actividades musicales no había prácticamente nada: una bandita musical, una escuela municipal del siglo XIX que dirigía don Victorino con buena voluntad pero medios decrépitos; la escuela privada de doña Lina Bufí para preparar a niños de cara al ingreso en el Conservatorio de Palma, y la rondalla La Afición».