De un edificio construido en 1550 y prácticamente en ruina, al
espacio junto a la iglesia de Santa Gertrudis que se conoce como
galería Daifa, va un largo trecho. La transformación se debe al
entusiasmo, esfuerzo y tesón de Doris Hardt. «Al principio tenía
solamente la mitad de la casa, porque había otra gente, pero ahora
la galería ocupa todo el pequeño edificio y el jardín. Yo me ocupo
de todos los arreglos de la casa, siempre de acuerdo con Jaime y
María, los propietarios, dos personas encantadoras y muy
comprensivas», explicó a este periódico esta alemana de origen y
residente en la isla desde hace más de 20 años, que un buen día se
cansó del frío y se dejó seducir por las sirenas del
Mediterráneo.
La galería Daifa tiene varias características que la distinguen
de las demás de la isla. Por ejemplo, sólo expone artistas
españoles. «Es una forma de acercarme más a la cultura y al arte
español. Trabajo con unos 15 artistas de la Península; con algunos
tengo ya una relación de 15 años». «Al principio también hacía algo
con creadores de la isla, pero últimamente casi nada. Es que no me
muevo mucho, o no hago los contactos correctos; no sé; pero por
supuesto que estaría encantada de exponer a artistas ibicencos,
siempre que entren en la línea de la galería», precisó Hardt.
Un línea claramente figurativa, con todas las variantes posibles
tanto en pintura como en escultura. Y otra particularidad: «Aquí no
hago exposiciones individuales, sólo colectivas, para provocar el
encuentro y el diálogo entre artistas». Sin embargo, Doris Hardt,
en colaboración con su socio («otro loco por el arte como yo»,
apuntó), José Miguel Rubio, ha abierto una nueva galería en Santa
Eulària (Pasaje Molins de Rey, 5, junto al Puerto Deportivo), donde
sí presenta muestras personales.
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