«Se puede encontrar muy probablemente un sector de la necrópolis
del Puig des Molins; y dado que este era el barrio industrial, es
posible que haya zonas de alfar». Con estas palabras explicó ayer
Glenda Graziani a este periódico las expectativas que tenían en las
excavaciones que están realizando en el solar donde se levantará el
futuro Conservatori d'Eivissa i Formentera. Estos nuevos trabajos
completan los que desde el mes pasado están llevando a cabo en el
mismo solar un equipo dirigido por los arqueólogos de Tarragona Roc
Arola y Lluís García.
Además de Graziani, el equipo de estas nuevas excavaciones, cuya
duración prevista es de dos meses, lo forman cuatro peones
especializados dirigidos por ella y por el arqueólogo Marco Aurelio
Esquembre. «La metodología que empleamos aquí es la de open area,
que es la más común de las que se practican actualmente. Consiste
en abrir el máximo posible y documentar bien el registro para tener
siempre una misma secuencia cronológica», explicó la
arqueóloga.
Al encontrarse en el área de influencia de la necrópolis del
Puig des Molins, zona declarada Bien de Interés Cultural (BIC), es
preceptivo que antes de otorgar la licencia de obras hay que hacer
unos sondeos previos para averiguar si existen restos
arqueológicos. «Se hicieron tres sondeos en diagonal a lo largo del
solar y los tres dieron positivo, en los tres se documentaron
restos». Por tal motivo, la Comisión de Patrimonio aprobó las
excavaciones en este solar de unos mil metros cuadrados.
La joven arqueóloga señaló que «ya se evidencian los
enterramientos, porque se empezó haciendo el solar con una máquina,
dejando un margen de seguridad. Lo que nosotros hacemos ahora es
picar y levantar todo este margen de seguridad; en él se ve en
planta el dibujo de una serie de muros, con lo cual seguramente hay
estructuras, unidades habitación». «Y dado que era el barrio
industrial, es muy probable que haya zonas de alfar o bien basurero
de alfar».
En cuanto las excavaciones que dirigen Arola y García ya han
permitido descubrir un enterramiento tardo romano (siglo III-IV
d.C) con diez tumbas. Una vez concluyan estos trabajos, la Comisión
Insular de Patrimonio será quien decida sobre qué se hace con el
material encontrado, antes de que se inicien las obras del
Conservatori.
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