Jamiroquai acercará, el próximo 2 de agosto, su funk hasta la plaza de toros de Palma. Con cinco álbumes en el mercado y más de 16 millones de discos vendidos durante sus diez años en la música, Jay Kay es un icono de la música funk. En Palma estará acompañado por Derrick McKenzie, Sola Akingbola, Nick Fyffe y Rob Harris, la última incorporación del grupo.

Jamiroquai, un nombre sinónimo al de Jay Kay, hace referencia a la tribu de los irocos. De esta manera, el músico reflejaba una de sus principales características: su interés por el planeta. Desde su disco de debut, «Emergency on planet earth», que apareció en 1992, Jay Kay ha hecho suyos los temas centrados en el medio ambiente y en la deuda del tercer mundo, una constante en su trayectoria artística.

Antes de «Emergency on planet earth», Jason Kay ya había llamado la atención de las empresas discográficas con el sencillo «When you gonna learn?», que publicó en la empresa independiente Acid Jazz. Se trataba de una declaración de principios de un joven de Londres enamorado del funk, el soul, el Rithm and Blues, el jazz y el disco. Un chico que, según sus biógrafos, aprendió lo que sabe de su madre, una cantante de clubes nocturnos a quien acompañó en sus recorridos artísticos por Inglaterra durante su infancia.

Tras el éxito vino el momento de mantenerse en la cumbre. «The return of the Space Cowboy», «Travelling without moving», «Synkronized» y «A funk Odyssey», su último disco, confirmaron su triunfo. Precisamente, en «A funk Odyssey», Jay Kay ha mezclado el funk con sonidos como el tecno francés, las orquestaciones, eeasy listening y la bossa brasileña, que se han remezclado en el estudio que Jay Kay tiene en su recién adquirida casa de Buckinghamshire. Para algunos, el álbum es un trabajo de transición hacia posicionamientos más maduros. Para otros, es la evolución de un artista en constante movimiento.

Otra de las características de Jamiroquai se sitúa en el plano personal. Amante de los coches de carrera como los Ferrari y los Porsche, a sus 31 años ya se ha retirado al campo, tiene a los periódicos británicos pendientes de su vida sentimental y no se muerde la lengua. Todo un personaje famoso por sus sombreros extravagantes y por unos videoclips originales que muestran su peculiar y dinámica forma de bailar.

La única intención de Jay Kay es conseguir que sus temas hagan ponerse en pie a la gente y que exclamen frases como «Me encanta esa canción», «Quiero bailarla» o «Lo que decía es justo lo que me pasó ayer». De esta manera, ha logrado, a través de su música, tener una heterogénea mezcla de seguidores de todas las edades con modos de vida y gustos diferentes. Sus fans aprecian su sonido distintivo, sus melodías y sus letras en ocasiones provocadoras. Sin ellos, no hubiera logrado reinventar el funk durante sus diez años de carrera.