Marie-Antoinette Courtens presenta en Sant Miquel su últimas creaciones

Fiel a su estilo, dentro de una abstracción que puede adjetivarse como lírica, Courtens apuntó a este periódico que «cada vez soy más crítica con mi trabajo, por lo que necesito más concentración y tiempo para realizar un cuadro», añadiendo que «en mis últimos trabajos, la distancia entre el grabado y la pintura es escasa». La artista reconoció que para cumplir tal exigencia dedica cuatro o cinco horas diarias a pintar. «Sin una cierta disciplina que te obligue a buscar no es fácil encontrar lo que uno quiere», precisó.

En estos momentos, Courtens prepara una exposición «importante» que presentará la próxima primavera en La Haya. «Sigo fiel a mi estilo y a mis colores, en los que predominan los cálidos, tierras, rojos y verdes; pero últimamente noto ciertos cambios, especialmente por la presencia de los azules. Supongo que ello es debido a que cada vez paso más tiempo en la isla, y el azul aquí es un color dominante». Y es que, aunque la obra plástica de la artista holandesa sea clara y decididamente abstracta, «el origen está en la realidad que me rodea, en la que vivo; una impresión que se vuelve abstracción», concluyó.