29/05/03 0:00
El entierro de Maurici Cuesta Domínguez, uno de los impulsores de la música de jazz en la isla, tuvo ayer una doble cita emotiva. La primera, en el Cementerio Nuevo de Eivissa, donde recibió sepultura con la banda sonora de los sentidos acordes de un saxo; y la segunda, en la jam session que un buen número de amigos y aficionados al jazz le dedicó por la noche en la Associació Cultural Arteca, de la que fue socio fundador. Así, la música que más amó y defendió durante su vida puso la nota final a sus 73 años de vida, que se apagó el pasado domingo 25.
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