La sede ibicenca del Col·legi d'Arquitectes (Can Llaneres) acogerá
a las 20,00 horas del próximo viernes día 4 la presentación del
libro «Confluències» (Res Publica Edicions), un encuentro creativo
entre Cis Lenaerts y Jean Serra que correrá a cargo del periodista
Pep Costa. La obra se corresponde con la exposición que el pintor y
arquitecto belga y el poeta ibicenco realizaron en el mismo espacio
en noviembre de 1999.
Más que por su lado creativo, en los últimos tiempos la
presencia de Lenaerts en los medios se ha debido a su protesta
contra las barreras arquitectónicas, que sufre en primera persona
por la esclerosis múltiple que padece desde hace 20 años y que le
tiene postrado en una silla de ruedas desde hace diez. Desde 1993
existe en Balears una ley para eliminarlas de los lugares públicos,
pero todavía no se ha cumplido. «Ahora se dan cuenta de que nadie
ha hecho nada en 15 años, con lo que una vez más van a prolongar el
plazo». Y es que «los minusválidos representan sólo el 0,5% de los
votos; lo cual no importa demasiado», apuntó a este periódico,
añadiendo, escéptico: «No creo mucho en la bondad de la persona
como especie».
Mejor volver la vista atrás, a los años en los que tuvo el
primer deslumbramiento con la isla, de la mano de una ibicenca.
«Cuando terminé Bellas Artes fui a París a hacer un curso de
Arquitectura románica en una escuela que había en los sótanos del
Louvre. Allí encontré a una chica que estaba en mi mismo curso de
la que me enamoré, Cati Verdera». Poco después, en 1969, conoció
Eivissa. «Nunca había tenido una impresión parecida, y eso que
había ya viajado mucho. Me parecía increíble, pensaba que una cosa
así sólo existía en el cine. Fue un amor a primera vista que aún me
dura». Un amor que le llevó a instalarse en la isla desde 1970.
Años de libertad de «un tiempo muy rico» en el que convivían el
variopinto colectivo hippy y contracultural («un movimiento
interesantísimo») con «los arcaicos payeses ibicencos y algún que
otro joven local que se apuntaba a nuestras movidas, como Pep
Costa, Julio Mestre, Neus Cabrit o Cati Verdera». «Fue algo
realmente interesante de conocer y vivirlo», aseguró.
Durante ocho o nueve años, emodus vivendi de Cis Lenaerts fueron
las clases que daba en la Escuela Blat y sus colaboraciones con
algunos arquitectos de la isla. La escuela (creada por él, una
pareja valenciana y un americano) era un centro autodisciplinario
que seguía un modelo inglés. «Tuvo mucho éxito, hasta que el
sistema nos comió». También dio clases dos años en la School for
Foreing Students, una escuela angloamericana que había en Santa
Eulària. A finales de los 70, «cuando terminó mi viaje con
Verdera», volvió a Bélgica para dar clases de arquitectura por un
año. Regresó a la isla y abrió un despacho de arquitectura, que
mantuvo abierto hasta 1992. «Estaba de baja laboral, no podía andar
y había perdido el dominio de las manos, que, afortunadamente, he
vuelto a recuperar», precisó aliviado.
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