Pedro Almodóvar no piensa que ningún premio signifique que ha tocado techo: «el techo no lo marcan los Oscar», dijo ayer en una multitudinaria rueda de prensa donde confesó que ésta su segunda estatuilla era un galardón «muy deseado que hizo feliz a gran parte del auditorio de la gala». El director manchego llegó puntual a la conferencia de prensa donde fue recibido con aplausos y gritos de ¡bravo!.

Su gran sonrisa dejaba patente su felicidad y para demostrarlo posó durante veinte minutos ante el más de medio centenar de fotógrafos allí presentes, ofreciendo todo un repertorio de poses con besos de cine al Oscar incluidos, para después pasar la estatuilla a los periodistas al grito de «pásalo a los otros. El Oscar es de todos».

En la rueda de prensa tuvo ocasión de explicar que en su discurso de agradecimiento, no hubo autocensura, como se había sugerido en algún medio de comunicación: «dije lo que quería, pero 45 segundos dan para muy poco», señaló, para luego volver a mostrar su postura en contra de la guerra de Irak. «Nuestra generación -señaló- nunca había vivido de forma tan presente lo que era el anuncio de una guerra. Es una barbaridad de efectos imprevistos y ante esto debemos seguir manifestándonos para que el Gobierno se abra a nuestras voces, porque están traicionando el poder que el pueblo español puso en sus manos», afirmó