Tras meses de goteo de noticias, filtraciones y numerosas
suposiciones debidas a la escasez de información, los interesados
pudieron el jueves conocer in situ el proyecto de Miquel Barceló
para capilla de Sant Pere de la Catedral de Palma. Entre las
paredes que cubrirá con un mural de terracota para narrar el
milagro de la multiplicación de los panes y los peces, la Fundació
Art a la Seu y el artista mallorquín firmaron un contrato y
presentaron la maqueta de un proyecto de 3'5 millones de euros (585
millones de pesetas). El obispo de Mallorca, Teodor Úbeda, como
presidente de la Fundació, y Miquel Barceló, firmaron el contrato
en presencia de Francesc Antich, president del Govern; Celestí
Alomar, conseller de Turisme; Damià Pons, conseller de Educació i
Cultura; Llorenç Huget, rector de la UIB; Conrado de Villalonga y
Gabriel Barceló, miembro de Fundatur.
El proyecto, que ya ha sido aprobado por la Comissió de
Patrimoni del Consell Insular de Mallorca y el Ayuntamiento de
Palma, será desarrollado en dos fases. En la primera se hará el
mural de terracota y el mobiliario. Éste lo donará el artista:
altar, sagrario, 17 sillas para el Cabildo, sede presidencial y
candelabro. De la segunda fase saldrán los cinco vitrales de la
capilla. «No es sólo una aportación oportuna, sino también
necesaria para cumplir con nuestros antepasados», apuntó el obispo
sobre el proyecto. «Es una deuda que teníamos con la Seu, con la
historia y con el pueblo». Para Teodor Úbeda, «Barceló ha puesto su
generosidad porque es un proyecto costoso que se hace fuera de
nuestra estimada Mallorca», y recordó que el artista aceptó las
sugerencias respecto al contenido.
Entre la documentación entregada durante la firma del contrato,
se dice: «Después de la intervención de Gaudí y Jujol hubo un
intento de diseño de vitrales por parte de Joan Miró, que no salió
adelante. Actualmente todos lamentamos que el artista no haya
dejado su impronta». Barceló cubrirá la capilla con 300.000 kilos
de arcilla preparada para responder a las exigencias técnicas y
artísticas y 2.000 de esmalte para colorear la terracota. La
cocción llegará a 1.000 grados para garantizar la duración del
material; para la fijación del mural a la capilla se utilizarán
1.500 anclajes de acero y para este proyecto se diseñarán un
puente, un horno y unos sistemas de control adaptados a las
necesidades. Los vitrales resultarán muy importantes porque Barceló
ya tenido en cuenta la luz que proyectarán sobre la terracota, que
adquirirá diferentes tonalidades según las horas y las
estaciones.
Antich intervino también en el acto para expresar su
satisfacción «porque Barceló haya dado todas las facilidades para
trabajar en Mallorca», y resaltó la importancia de «sumar fuerzas».
Por su parte, Alomar se sumó al deseo de unir «la colaboración
pública y privada». «Es una inversión totalmente rentable, porque
esta otra imagen de Mallorca será noticia en todo el mundo». En
cuanto al artista, afirmó que «esta maqueta sólo es una indicación
que explica el tema y un poco la plástica, aunque sea con elementos
excesivos para que puedan entenderlo». «Será una obra única y en
ella no sucede como en un cuadro, que puedes repintar ; aquí, si
algo falla tendría que volver a comenzar». Miquel Barceló se rió de
buenas ganas cuando se le preguntó si la prensa podría verle
trabajar en la Seu: «No podría hacer nada si vinierais a verme»,
concluyó.
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