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JULIO HERRA NZ Una de las ovaciones más cálidas de las últimas Nits d'Òpera la recibió Margarita Kirnsberger cuando anunció desde el escenario que dejaba la presidencia de Pro Arte y la dirección del encuentro lírico. Aplausos, flores y regalos que ponían de manifiesto el cariño y el agradecimiento de los melómanos de la isla a esta maestra alemana jubilada, empeñada desde hace 13 años en ofrecerles la mejor música clásica que podía conseguir con su entrega a la causa y la ayuda de algunas instituciones.

Impulsora, junto al malogrado tenor húngaro Sándor Konya, de la asociación cultural Pro Arte, que hace poco celebró su sexto aniversario, reconoce que debe ceder el paso a otros. «Yo he hecho lo mejor que he podido para abrir el espíritu de la gente hacia la música clásica. Este ha sido mi trabajo, que creo ha funcionado bien; ahora, como un niño que ya sabe andar, Pro Arte tiene que seguir por su cuenta su propio camino. Mama merece ya un poco más de descanso», ironizó.

Ante ciertos comentarios que afirman que « Pro Arte sin Margarita, kaput», salta rápido con un «Nein; no, no, no... Sé que es difícil encontrar gente que pueda dedicar todo su tiempo a la asociación. Yo era un caso especial; jubilada, con una pensión suficiente para vivir; pero los jóvenes interesados tienen que buscarse la vida y no pueden ofrecer tanto tiempo». En cualquier caso se muestra optimista. «Habrá cambios, pero sin dificultades. Georges Verwilt, que antes había sido presidente, quiere volver a presentarse para el cargo, y hay que buscar también a alguien para dirigir el festival de ópera, mi hijo preferido».

Asuntos que espera se resuelvan en la asamblea general de socios, el próximo octubre. «Será otra etapa, otro tiempo. Yo he sido la pionera, pero ahora tiene que funcionar de otra forma, con más artistas de aquí, con lo que todo será más fácil de organizar. No veo mal el camino de Pro Arte, tengo confianza en su futuro», afirmó segura. En apoyo de tal convicción Kirnsberger apuntó que «la isla ha cambiado mucho musicalmente en relación a como estaba cuando empezamos; hay muchos más músicos, profesores, varias orquestas y otras que se formarán pronto».

De todas formas, su partida no significará una ruptura definitiva con la isla. «Mientras tenga salud seguirá volviendo a Eivissa, un amor que no ha cesado desde que la conocí. Siempre será el destino de mi descanso y mi lujo. Además, cuando me pidan colaboración, les atenderé con mucho gusto, pero ya no puedo continuar con tanta responsabilidad encima», reconoció con señales evidentes de cansancio, para rápidamente cambiar de tono y volver a lucir su sempiterna sonrisa. «Será siempre un placer volver a ver a los amigos y sentarme en la primera fila de la ópera, sin trabajar y disfrutando de todo el concierto, sí».