La lengua catalana es el objeto de un completo estudio, cuyo primer tomo acaba de ver la luz. Se trata del «Atles lingüística del domini català», un trabajo dirigido por el lingüista mallorquín Joan Veny. El ambicioso proyecto lo comenzaron en 1952 los profesores Antoni M. Badia y Margarit i Germà Colom. El cuestionario de campo se elaboró en 1958 y las encuestas sobre el terreno entre 1964 y 1976. Más tarde, gracias a la colaboración del Institut d'Estudis Catalans, la Fundació Catalana de Gas y la Unión Europea, se completó una base de datos con el material reunido, encontrándose el atlas en la actualidad en la fase cartográfica.

Son, pues, 50 años de continuada labor cuyos frutos comienzan a verse a partir de ahora, con una previsión de un tomo por año hasta completar los nueve de la obra completa, que incluirán 2.400 mapas lingüísticos. El primer volumen se titula «El cos humà. Malalties»; le seguirá «La casa i la indumentària» y otros sobre la familia, la vida religiosa, animales, vegetales, herramientas del campo, morfología y sintaxis.

En el primer tomo publicado los estudios de geolingüística muestra la unidad o la diversidad en las denominaciones de palabras o expresiones como «tenir mal de cor», «singlot», «la picor», «fer l'ullet». Su transcripción fonética queda reflejada con toda clase de detalles, sorprendiendo la variación de algunas palabras; Por ejemplo, «esternut», con los equivalentes «uís», «atxem» y «astrurnirara».

La fuente informativa del «Atles lingüístic del domini català» que dirige el catedrático de la UIB Joan Veny ha sido un cuestionario de 2.500 preguntas que se formularon a los habitantes de 190 pueblos del área lingüística catalana, recogidas por 450 informadores.

Un trabajo anterior al catalán estándar
Joan Veny considera que la obra, copilada en un periodo anterior a la influencia del catalán estándar de los medios de comunicación, «refleja la realidad plural de la lengua histórica; preparado con las garantías del máximo rigor científico, constituirá la base de futuros estudios interpretativos del rico filón diatópico de la lengua». Para este catedrático de la UIB, que se jubilará el próximo 30 de septiembre, aunque seguirá vinculado a la institución académica, «se trata de una obra que abarca casi toda la vida, y que quiero dedicar a dos grandes lingüistas, Mossèn Alcover y Francesc de Borja Moll.