Con ella, la edición de 2002 de la Mostra de Jazz se convirtió en
un escándalo. Dee Dee Bridgewater entró como un huracán cantando
«I'm a stranger here», una pieza que permitió aventurar lo que le
esperaba a un parque Reina Sofía lleno hasta sus confines para
aprovechar el tirón del cartel de lujo y la calurosa noche que
prometía jazz femenino de última generación y que ofreció mucho más
de lo que la mayoría esperaba.
Contó con la asistencia de una banda potente de corte muy
particular: el liderazgo corre a cargo del batería André «Dede»
Ceccarrelli. Dee Dee dominó como pocas veces se ha visto el entorno
del parque Reina Sofía y dejó claras muchas cosas, desde que
desciende en línea directa de las damas del jazz hasta que su
amplia formación incluye la valiosísima faceta de actriz capaz de
marcarse unos pasos. No en vano ha hecho varios musicales, alguno
de ellos con su pa´pel premiado.
Jugó a la seducción, con el público y con sus acompañantes sobre
la tabla. Terriblemante sexy, sus devaneos en el escenario no
pararon a lo largo de todo el concierto. Era una buena manera de
asegurarse que el auditorio se entregaba, como hizo desde el
comienzo.
Especialmente intensa fue su versión de «Youcali», del que sería
el segundo protagonista de la noche: el compositor Kurt Weil. A
ésta le seguirían, entre otras el ardoroso «It's so hot», o la
sensual «When we speak low». Eran ejemplos de los registros que Dee
Dee Bridgewater era capaz de alcanzar y los ritmos que era capaz de
dominar. Mención especial merece también el trabajo del guitarrista
que acompañó a la cantante norteamericana, que se desmarcó en una
pieza con inequívocos aires flamencos.
Para acabar, allá a la una menos cuarto, un tema que todos
recordarán de aquella noche: «Alabama song», clásico entre los
clásicos. A la hora de despedirse, un guiño a la isla: «Es hora de
que os vayáis a las discotecas», dijo poco antes de tener que salir
de nuevo aclamada por el público. Los que pasaron por allí se
quedaron hechizados con el encanto de una mujer seductora y
torrencial, de muchos kilates.
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