Mario Corea durante su conferencia sobre la relación de Josep Lluís Sert con América, ayer en Can Llaneres. Foto: MARGA FERRER

«Fue una relación profesional, pero también afectiva, de arquitecto colaborador a quien influyó muchísimo el pasar seis años trabajando con él en Estados Unidos». Con estas palabras explicó ayer a Ultima Hora Ibiza y Formentera Mario Corea la relación que tuvo con Josep Lluís Sert, razón por la cual enfocó su participación en el ciclo que organiza la Demarció d'Eivissa del Col·legi d'Arquitectes de Balears con motivo del centenario del arquitecto catalán bajo el título de «Sert y América».

El alumno y colaborador del prestigioso arquitecto apuntó que «el trabajo de Sert en América es muy diferente del que realizó en Eivissa. Aquí era muy artesanal y mediterráneo, mientras que allí trabajaba con toda la tecnología, la prefabricación y los grandes volúmenes de obra». Corea destacó en primer lugar, «la relación entre la obra y la ciudad; es decir la ubicación urbana y la construcción del espacio público, además de la arquitectura en sí». A continuación apuntó cómo procesaba los proyectos, cómo los trabajaba y cuáles eran los elementos que repetía en su arquitectura. «Trabajaba bastante en continuidad; no inventaba en cada proyecto, sino que iba perfeccionando alguna idea, como la de la luz, de la fachada o la de la organización en planta». «Eran ideas que ves como pasan de un proyecto a otro, aunque evolucionadas, no como esos arquitectos que inventan una solución nueva para cada proyecto», matizó.

Con la ayuda de un proyector de diapositivas Mario Corea dio a conocer las obras más importantes que Sert hizo en América, pasando a continuación a desarrollar «tres obras fundamentales, dos de viviendas en Cambridge (Boston), y una de oficinas en Nueva York».

En cuanto a los trabajos en los que colaboró con su maestro, Corea explicó que fueron dos proyectos: «Un centro administrativo de atención sanitaria de la Universidad de Harvard, cerca del Campus, que ocupa casi una manzana de unas ocho o diez plantas de alto y con una calle interior peatonal comercial; y el edificio de los dormitorios de estudiantes casados de esta universidad, donde después tuve la suerte de residir por un tiempo», precisó.