El arquitecto ibicenco Salvador Roig durante la conferencia sobre la relación de Sert con Eivissa, ayer en Can Llaneres. Foto: KIKE TABERNER

«Ya en 1973 estaba preocupadísimo por la evolución que iba tomando la isla, así que si Sert viviera hoy se llevaría las manos a la cabeza». Con estas palabras, Salvador Roig resumió ayer su impresión sobre la postura que tomaría el prestigioso arquitecto catalán sobre el desarrollo urbanístico y los cambios sociales que iba observando en la isla en la que murió en 1983. El ex presidente de la Demarcació d'Eivissa del Col·legi d'Arquitectes de Balears participó ayer en el ciclo de conferencia que la entidad viene desarrollando para celebrar el centenario del nacimiento de Sert.

Roig expuso en su ponencia las obras que el catalán realizó en Eivissa y Formentera y cómo influyeron en su arquitectura en general, así como de sus preocupaciones respecto al urbanismo que se debería hacer en las Pitiüses, cuya propuesta al respecto fue la urbanización que realizó en Can Pep Simó. «Aparte de un gran arquitecto fue un gran urbanista y un gran cosmopolita, lo que le proporcionaba una gran capacidad de análisis para entender muchas cosas», comentó. «Así, a principios de los setenta ya pedía que se pusiese remedio a los excesos urbanistas, y que se conservase este paisaje y esta manera de ser tradicional; adaptándose a los nuevos tiempos, pero de una forma real, no folklórica».

Para el arquitecto ibicenco, los trabajos que Sert realizó en estas islas «son una obra viva todavía que hay que conservar. Aún estamos a tiempo de que parte de su mensaje lo podramos aplicar; y aunque se han perdido muchas cosas, parte de su legado podría ser efectivo si actuamos rápido».

Hablando de la importancia que en la obra de Sert tuvieron sus amigos, Salvador Roig destacó a dos de ellos, Germán Rodríguez Arias y Joaquim Gomis, «de los que este año se cumple también el centenario de su nacimiento, lo que deberíamos celebrarlo con alguna actividad en su recuerdo, ya que ambos lo merecen con creces».