Àlex Susanna es uno de los poetas más destacados de la escena
literaria de ámbito catalán y mantiene una estrecha relación con la
isla de Eivissa. Amigo personal de Marià Villangómez desde la
década de los setenta, Susanna colaboró estrechamente con el poeta
ibicenco en la edición de la recopilación de sus obras completas en
el apartado de traducciones, así como en la reedición de los libros
«El cop a la terra» -«su principal obra poética», señala- y «L'any
en estampes» -«su mejor obra en prosa»-. Además, reeditó también el
libro «Parlar i escriure» y las traducciones de Hardy y Keats,
volúmenes que prologó el propio Susanna.
Desde Barcelona, Susanna recordaba ayer para este periódico la
figura de Villangómez, cuya muerte ha truncado uno de los proyectos
que compartían desde hace largos años: el libro de memorias «Els
llocs viscuts». «Una cosa es qué significa la pérdida de una figura
como Villangómez para el colectivo de la cultura catalana y otra es
qué significa para mí como escritor», señaló. En el primero de los
casos, Àlex Susanna destacó a Villangómez como «uno de los últimos
representantes de esa especie en vías de extinción que son los
grandes escritores. Creo que cada vez hay menos, los tiempos son
cada vez menos favorables para el surgimiento de estas grandes
figuras, que se caracterizan por una extrema ambición, rigor y
preparación a nivel intelectual, pero también por un gran
compromiso moral con una lengua y una cultura».
Según apuntó ayer el poeta catalán a este periódico, «Marià
Villangómez era uno de los últimos grandes representantes de esa
estirpe de escritores». «La cultura catalana queda desprovista
-continuó- del que, además, era el decano de las letras catalanas,
por edad y por categoría». Pero la relación de Àlex Susanna con
Marià Villangómez trascendió la pura admiración de un autor hacia
otro, la simple lectura de la obra del poeta ibicenco, merecedor de
galardones como la Creu de Sant Jordi de la Generalitat o del Premi
d'Honor de les Lletres Catalanes. Susanna y Villangómez entablaron
una sólida amistad desde los setenta. «Además de perder a un gran
amigo -recordó apenado-, pierdo también a una persona con la que he
mantenido una relación muy intensa, reflejada en viajes a Eivissa,
encuentros en Barcelona, cartas y toda nuestra relación a nivel
editorial».
Aunque durante la conversación mantenida desde Barcelona con
Àlex Susanna se desprende una estima muy por encima de una simple
amistad. Tal y como aseguró el poeta catalán, Villangómez llegó a
significar para él «una figura tutelar». «Se podría decir que, de
algún modo, he perdido a alguien que para mí era como esa figura
tutelar». «Cuando escribes -reflexionó Susanna-, a veces piensas
que lo que desearías profundamente es saber la opinión acerca de lo
escrito por parte de una persona determinada. Para mí, esa persona,
esa figura tutelar era Marià Villangómez».
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