El poeta, ensayista y crítico Antonio Colinas denunció ayer la
«improvisación literaria», alentada con frecuencia por un «negocio
editorial» que en la actualidad valora las obras «como un producto
y no como un fruto», lo cual puede dar lugar a casos de plagio como
el que le ha afectado recientemente. Colinas, poco antes de recibir
en Valladolid el IV Premio de la Academia Castellana y Leonesa de
Poesía, en la modalidad de autores consagrados, consideró que «está
bien que salgan a la luz estos asuntos (plagios)» para que las
editoriales se den cuenta de que una obra «es el resultado de una
maduración, formación y lectura constante».
De la hipotética apropiación indebida de algunos de sus versos
por parte de la escritora Lucía Echevarría, aseguró que se trata de
un asunto «lamentable» que tiene «adormecido, superado», y que a
pesar de que todos los escritores «fundamentamos nuestra obra en
otras lecturas y experiencias, deben existir ciertos límites a
partir de los cuales se manifieste la originalidad». El autor de
«Sepulcro en Tarquinia» centró en la «maravillosa intensidad» el
«principal don de la poesía, a la que no puede renunciar el hombre
porque sería tanto como hacerlo con su propia humanidad».
Junto a Colinas, galardonado con un diploma acreditativo y un
premio de 1'5 millones, en la modalidad de autores noveles recogió
su distinción y 750.000 pesetas el poeta cubano y locutor de radio
Raidel Hernández Fernández (Matanza-Pueblo Nuevo, 1972) por su
primer trabajo editado, titulado «Alabanza del tiempo». «Es un
resumen de mis primeros poemas de juventud que hablan de mi tierra,
de mis padres, de mis abuelos, un retorno al pasado a través de la
nostalgia», explicó a los periodistas Raidel Hernández, emocionado
y agradecido, quien apeló a la lectura de los clásicos españoles.
Sólo de esta manera «los jóvenes poetas cubanos podremos abrirnos
al mundo, superar una etapa que ya está caducando, y reencóntrarnos
con la poesía», precisó Hernández en relación con el movimiento
literario en Cuba.
Cerca de cuatrocientos trabajos, en la convocatoria destinada a
jóvenes autores, y una treintena, en la de consagrados, optaron a
este IV Premio de la Academia Castellana y Leonesa de Poesía que
falló el pasado 14 de septiembre un jurado del que formaron parte
los poetas Carlos Bousoño y Pere Gimferrer, entre otros. Entre
otras adhesiones, leídas durante la entrega de los galardones,
destaca una de Aznar, quien destacó la «recia vena poética y el
rigor de los versos de tendencia clásica», de Colinas.
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