El pintor barcelonés Arcadio Orpí descubrió la isla de Eivissa en el año 1954. Desde entonces, las imágenes mediterráneas de las Pitiüses han formado parte de su particular lenguaje plástico, un hecho que ha vuelto a ponerse de manifiesto en un mural de grandes dimensiones que acaba de realizar para un particular en Barcelona y en el que refleja la parte alta del casco antiguo de la ciudad, con la Catedral presidiéndola y dos figuras de payesas.

Orpí visita regularmente Eivissa y, pese a que es la influencia principal de su trabajo, no expone en la isla desde el año 1982. Este artista se cataloga a sí mismo de pintor profesional, puesto que vive de esta ocupación. Inicialmente atraido por los talleres de orfebrería, estudió junto a Ramón Sunyer y Alfonso Serrahima y participó en diversas exposiciones en España y en el extranjero. Posteriormente cursó estudios en la Academia Baixas, en la Escuela Massana y en París, junto a Kaiko Motti. Entre 1961 y 1982 realizó catorce exposiciones en Eivissa.