EFE-VALLADOLID Antonio Colinas, en la categoría de poetas consagrados, y Raidel Hernández, en la de noveles, fueron los ganadores de los Premios de Poesía 2001 de la Academia Castellano Leonesa, dotados con 1'5 millones y 750.000 pesetas respectivamente y que fueron fallados ayer. La importancia y la calidad del conjunto de la obra poética de Antonio Colinas fueron las razones decisivas para que el jurado, presidido por el académico Carlos Bousoño, decidiera premiar a este poeta leonés, cuya obra «es una lección permanente para todos sus lectores», afirmó la directora general de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, Begoña Hernández.

El poeta leonés, cuya obra ha sido reconocida con otros galardones como el Premio Nacional de Poesía, de la Crítica y de las Letras de Castilla y León, ha escrito varios libros entre los que se encuentran «Sepulcro en Tarquinia», «Hacia el infinito naufragio», «Los silencios del fuego» y el «Libro de la mansedumbre». El libro «Alabanza del tiempo» del cubano Raidel Hernández, fue premiado en la categoría de poetas noveles por «la construcción formal de su obra a caballo entre el clasicismo asimilado en torno al discurrir del tiempo y la contemporaneidad de sus metáforas y de su visión del tiempo», subrayó Antonio Piedra, miembro del jurado en representación de la Fundación Jorge Guillén de Valladolid.

El libro de este joven poeta está construido en tres partes, una basada en el discurso teórico de su visión del tiempo, la segunda basada en el proceso amoroso de ese tiempo y la última la relación del transcurrir del tiempo con las personas y los lugares, aseguró Piedra. Al acto en el que se dio a conocer a los premiados, seleccionados entre diez libros finalistas en la categoría de jóvenes creadores y entre veinte propuestas en la de poetas consagrados, asistió el presidente del jurado Carlos Bousoño quien hizo un recorrido por la historia de la poesía española.

El académico y poeta recordó una frase de Ortega en la que se afirmaba que «había que fortalecer a las provincias e incorporarlas al desarrollo de la cultura española», lo que, en su opinión, es el futuro de la cultura y es «muy necesario». «El impulso que dio a la poesía española la generación del 27 debe continuar en la actualidad con los nuevos poetas», cuya obra hay que dar a conocer para que la poesía tenga un nuevo avance que puede realizarse a través de la lectura de versos y de los trabajos de los poetas noveles.