Chano Domínguez nació en Cádiz, rodeado de flamenco, pero su pasión era el jazz, e hizo todo lo que estuvo a su alcance por hacerse con él. El resultado, fruto de vivir con dos influencias musicales notables, le ha llevado a ser considerado como uno de los mejores músicos en activo en España. Ayer regresó una vez más a Eivissa, el escenario que le vio ganar la Muestra de Jazz en 1992, acompañado en esta ocasión por el contrabajista Javier Colina y el batería Guillermo McGuill, con quien ya compartió aquel triunfo.

Tras las pertinentes pruebas de sonido, Domínguez confesó estar muy satisfecho de haber podido participar en la película de Fernando Trueba «Calle 54». «Fernando es casi más un melómano que un cinéfilo, está todo el día escuchando música», reveló el pianista, para quien la película ha dado «mucho impulso a la música latina hecha de verdad, desde el corazón». Recordando sus inicios en el jazz, Domínguez aseguró que su amor por esta música no vino por ningún disco en concreto, sino por la «necesidad» de encontrar un camino y un lenguaje que le permitiera «tener la creatividad en cada momento, abrir muchos caminos, lo que es la improvisación».

De todos modos, no todo fueron buenos recuerdos. Chano Domínguez no guarda un buen recuerdo de su paso por los certámenes competitivos del Injuve. «A mí no me ayudó nada ganar las muestras. Creo que lo que hay que hacer es ayudar a los músicos, que están muy desprotegidos, y, desde mi experiencia, esto no sucede. Pienso que es una pantalla para el público y, de paso, cerrar la boca a los músicos». Pero el pianista no pone objeciones a tocar de nuevo en Eivissa. «¿Volver a tocar aquí? Por supuesto que sí, una cosa no tiene que ver con la otra».

Domínguez también confesó que los músicos con los que más disfruta tocando son aquellos que integran su grupo. «He colaborado con mucha gente, pero me gusta más tocar con los músicos con los que trabajo y son a los que más oigo, porque están a mi alrededor». Respecto a su música, el pianista no es partidario de las etiquetas: «Hace veinte años decían que hacía rock andaluz y ahora que hago jazz flamenco. A la gente hay que ponerles etiquetas para que comprendan, pero los músicos no ponemos etiquetas».