En la imagen se aprecia el estado en el que han dejado la puerta dañada. Foto: MARCOS TORRES.

Es difícil comprender por qué algunos sujetos la emprenden con violencia sobre cualquier objeto. Esta misma cuestión se planteaba ayer la arqueóloga Rosa Gurrea al contemplar los daños que unos vándalos causaron sobre una de las puertas del Portal de ses Taules, el principal acceso a Dalt Vila. En la mañana de ayer se descubrió que la puerta en cuestión había sido desencajada de sus goznes, provocando graves desperfectos en la misma y en la muralla. La arqueóloga fue advertida inmediatamente de este suceso y se desplazó al Portal para evaluar sobre el terreno los desperfectos, señalando que se comenzará a trabajar lo antes posible en su restauración.

La puerta se encontraba inclinada sobre uno de los muros, puesto que el gozne inferior se había desgajado de la madera, mientras que el central había forzado la piedra del dintel de la puerta y el superior también había resultado dañado. Según Gurrea, la restauración de esta pieza será «muy complicada», puesto que habrá que desmontarla para poder volver a afianzarla en su lugar original, además de estudiar detenidamente el estado en el que han quedado los goznes y la piedra en la que éstos están fijados. Precisamente, la arqueóloga ya ha intervenido en ocasiones anteriores sobre las puertas del Portal de ses Taules, concretamente en la restauración llevada a cabo a principios de la década de los noventa por la Escuela Taller del Ayuntamiento de Eivissa y en la limpieza de la madera llevada a cabo hace pocos años.

De hecho, Gurrea señaló ayer que se estaba planteando el volver a intervenir sobre las puertas para limpiar sus partes de hierro y madera, tarea que volverían a llevar a cabo los alumnos de la Escuela Taller en una próxima convocatoria de estos cursos. Las puertas del Portal de ses Taules están permanentemente abiertas y sólo en contadísimas ocasiones se han cerrado, la última de ellas durante la jornada de inauguración de la pasada fiesta medieval que se celebró en Dalt Vila. Ayer, el continuo flujo de turistas hacia el casco antiguo de la ciudad continuaba sin que llegaran a percatarse de los daños que presentaban las puertas.