Una de las dos casas-esculturas del jardín artístico que Peter Buch está realizando en Benifassar (Castelló).

Partiendo de la estética Art Brut, en la que se considera incluido, Peter Buch lleva diez años realizando en las tierras del Maestrat (Benifassar, Castelló) un proyecto de jardín de esculturas que llama la atención por sus dimensiones y complejidad. La idea de esta especie de sueño fantástico de imbricación del arte en la naturaleza le rondaba por la cabeza desde su época formenterense, pero desistió de llevarla adelante por razones económicas. «En Formentera los precios son ya imposibles; ahora es un lujo vivir aquí», explicó a Ultima Hora Ibiza y Formentera .

Sin ayudas públicas de ningún tipo, Peter Buch se siente orgulloso de ir ultimando su ambiciosa ilusión. «Es un proyecto privado, todo es mío. Cuando lo inaugure habrá visitas y cuando muera se quedará como patrimonio del lugar». «Llevo una década metido en esto, trabajando en el proyecto unos seis meses al año. Ya tengo dos esculturas grandes como casas (se puede entrar en ellas) y un buen número de otros tamaños, hasta bien pequeñas. Habrá animales, balsas con agua de lluvia, pintaré también por el suelo... », enumeró satisfecho.

El pintor y escultor alemán ha vuelto a Formentera, donde ha expuesto sus obras en la sala del Ajuntament Vell. «Llegué a la isla con mi familia por primera vez en 1960, y alquilé la casa en la que vivimos durante 27 años. A partir de 1970 ya pude vivir de mi arte, porque una periodista alemana jubilada puso una galería y vendía muy bien mis cosas; entonces, más pinturas, esculturas hacia pocas», señaló.

Unas pinturas llenas de color y con una estética de formas elementales, arquetípicas. «Lo que hago se puede encuadrar en lo que se conoce como Art Brut». Peter Buch estudió arte en Stuttgart, «y todavía muy joven me marché a París, donde tuve un taller propio durante los 40 años que viví en esa ciudad del arte». En tal ambiente, los encuentros con figuras relevantes de la plástica fueron muchos, tanto maestros vivos como desaparecidos. «Me gustaron bastantes , pero no creo que me influyera ninguno; tengo mi propio camino», matizó Buch.

Su vuelta a Formentera, un espacio en el que se sigue sintiendo como en casa, ha supuesto para Peter Buch el reencuentro con sus grandes amigos, la amplia colonia extranjera de la isla. La exposición, que se clausura en estos días en el nuevo espacio cultural de la isla, la forman 36 piezas entre pinturas y esculturas, destacando las telas de gran formato realizadas con técnicas mixtas, así como esculturas de madera, piedra y otros materiales.