El fascinante legado de los etruscos, génesis tantas veces olvidada del futuro esplendor de Roma, se recrea en una gran exposición en el Palacio Grasi de Venecia a través de 700 obras procedentes de 80 museos y colecciones privadas de trece países. La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo mes de julio, ilustra el desarrollo de los mecanismos de poder de la primera civilización que floreció en el territorio itálico y que buena parte de la historiografía ha presentado envuelta en misterio.

Venecia acorta las distancias con la exposición más importante organizada sobre la civilización etrusca que transmitió a la romana prácticas y creencias religiosas, juegos de gladiadores y augures, la ductilidad del bronce o la técnica del arco y de la bóveda. Usos y costumbres aprendidos en buena medida de los griegos y tendidos hacia la Roma que acabaría conquistando Etruria a partir del 396 a.C.